Por más explicaciones que ofrezcan las autoridades del Ministerio de Agricultura, algo debe andar muy mal en el campo. Cada día, desde hace semanas, son más frecuentes las protestas de diversos sectores del campo por las condiciones del negocio con los productos y servicios del sector agropecuario.

Los productores de cerdo acaban de formalizar una protesta contra las importaciones de carne, que supuestamente los tiene quebrados pero que genera sustanciales ganancias para funcionarios del gobierno que otorgan permisos, lo que habría generado un extraño mercado negro de carne de cerdo.

Cuatro organizaciones populares y campesinas acaban de anunciar que el próximo miércoles, 12 de octubre, harán una protesta frente al Congreso Nacional, para demandar del Gobierno reivindicaciones sociales y laborales para los hombres y mujeres del campo.

Los productores de habichuelas han protestado, incluso derramando toneladas de granos cosechados por ellos frente al Congreso Nacional, por los inconvenientes en la comercialización y por la acumulación de deudas del Estado con ellos.

Los productores de arroz alegan que el Estado les debe más de mil millones de pesos. Y también alegan que las importaciones de arroz de países que subsidian la producción los tiene en franca bancarrota, porque la venta del producto local tienen que hacerla a más bajos precios que lo que les cuesta producirlo.

Los ganaderos y productores de leche también tienen su queja contra el gobierno por las importaciones de productos iguales a los que ellos producen en el país.

Otros que se quejan son los pequeños agricultores que han recibido créditos del Banco Agrícola y tienen presión desmedida para que paguen o que carecen de recursos para afrontar las próximas cosechas.

La respuesta del ministerio de Agricultura ha sido que estos sectores no tienen razón, o que sus datos no se corresponden con la realidad, porque las importaciones que se realizan no son ilegales, ni fuera de los términos de los acuerdos de libre comercio. Sospecha el ministro, Chío Jiménez, que hay intenciones políticas en estas denuncias.

El campo está bien servido, los productores quieren ganar más dinero de lo que corresponde y el financiamiento para la producción nacional es suficiente. No exportamos, pero producimos para garantizar la seguridad alimentaria del país, de acuerdo con la creencia del señor Jiménez.

Algo anda mal. El gobierno no debe negarse a revisar los casos. Hay productores agrícolas, como los de cerdo, que tienen interés en un diálogo, no en un enfrentamiento con el gobierno. El sector agrícola hace un gran aporte a la sostenibilidad del país, y sus críticas no deben desdeñarse en forma precipitada.

El período electoral en que se va incursionando, poco a poco, crea tensiones y permite que se escapen irregularidades. El gobierno debe estar atento, escuchar todas las voces y en la medida de sus posibilidades resolver los errores que pudieran ocurrir, porque también somos humanos.