Mucho se ha dicho sobre las expresiones del cardenal dominicano, Monseñor Nicolás de Jesús López Rodríguez, contra el embajador de los Estados Unidos, James W. Brewster, por su condición de homosexual que tiene su pareja, y de acuerdo a las leyes de su país se encuentra caso con Bob Satawake.

López Rodríguez llamó “mujer” a Brewster y le pide que se dedique a atender a su esposo en vez de hablar sobre corrupción en la República Dominicana, como lo hizo ante el almuerzo de la Cámara Americana de Comercio, el Día de Acción de Gracias.

“A ese señor que se meta en su embajada y como esa que es de un señor que se ocupe de su casa”, fueron las palabras del arzobispo metropolitano de Santo Domingo. El cardenal ha sido claro todo el tiempo. Abomina de los homosexuales. En julio del 2013, cuando se anunció la llegada del embajador Brewster al país, y cuando se debatía la veda del gobierno haitiano a los pollos dominicanos, el señor cardenal declaró a los periodistas: “Ahora vamos a pasar a hablar de pollos a maricones…”

Cada vez que ha tenido la oportunidad de referirse al representante del gobierno de los Estados Unidos en la República Dominicana, el cardenal López Rodríguez lo ha hecho con desprecio. “Ese señor”, “esposa de su marido”, “maricón”, “cualquier cosa” son algunas de las palabras utilizadas para referirse a James W. Brewster.

A finales de julio del 2013 el Papa Francisco opinó sobre los homosexuales, rechazando lo que denomina el lobby que actúa en su nombre, pero exhortando a integrarlos en la sociedad. “…Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, quién soy yo para juzgarla. El Catecismo de la Iglesia Católica explica y dice que no se debe marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad", dijo el Papa Francisco al retornar a Roma desde de Río de Janeiro.

El evangelio de Mateo puede ser utilizado en este contexto, porque hace referencia a unas palabras de Jesús, que también recogen los evangelistas Marcos y Lucas. “Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que midáis se os medirá”.

La crudeza de las palabras del cardenal dominicano hablan más de quien las pronuncia que del objetivo de sus críticas. Siempre que ha respondido a este tipo de descalificaciones, tanto Brewster como Satawake lo han hecho con educación, con moderación, con decencia, sin altanería, sin odio. Y lo que han pedido a echar a un lado el odio que se concentra en las palabras denigrantes y violentas. Ellos dos se definen como procedentes de familias cristianas, y ellos mismos dicen que lo son. Por tanto en este caso aplicar acoger las palabras del Papa Francisco: “Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, quién soy yo para juzgarla”.

La crítica sin caridad Jesús la prohibe. Gunther Schiwy, en "Iniciación al Nuevo Testamento”, explica que con la parábola “con la medida que midas serás medido”, Jesús mira al hombre en su corazón. Lo dice de este modo:

“Jesús no se refiere al juicio de la autoridad, sino al juzgarse y criticarse mutuamente sin caridad. Jesús lo prohíbe, porque «el hombre mira las apariencias, pero Yaveh penetra el corazón»(1Sam 16,7). No juzguéis, porque con la intención con que os juzgareis se os juzgará a vosotros (por Dios en el juicio mesiánico); y con la medida que midiereis, se os medira por Dios a vosotros; mejor dicho vuestra intención desamorada se juzgará un día a sí misma, pues os hace incapaces del amor y de la visión de Dios”.

Hace falta que bajemos el tono violento del discurso, y que seamos más cristianos, y hasta con las palabras que utilizamos intentemos evangelizar un poco a nuestro prójimo, sea este gay, legro, pobre o de otra religión.