La violencia de género es una plaga terrible, que carcome los cimientos de la sociedad dominicana. Los feminicidios se original en un ciclo de violencia machista que tiene su punto inicial en la agresión verbal y final en la muerte.
El Ministerio Público está en el deber de actuar cuando hay violencia de género. Existe una ley que sanciona la violencia contra la mujer, la 24-97, y que se sustenta en los acuerdos de Belem Do Pará. No importa la prestancia pública del golpeador.
Recientemente un artista popular, conocido como Vakeró, fue denunciado por maltratar a su compañera, Martha Heredia, y aunque no hubo señales físicas de la agresión, la sola denuncia fue motivo para que las autoridades se pusieran en movimiento.
Lo mismo debe ocurrir con el caso del empresario Frank Jorge Elías, propietario de un canal de televisión, quien ha sido denunciado por su esposa de 30 años, como agresor. Al llegar a una situación como esta, la denunciante colocó fotografías que evidencian el maltrato. Nadie puede mantenerse indiferente. Los ministerios de la Mujer, de Salud, de Justicia y la Fiscalía del Distrito Nacional deben sentirse obligados a tomar participación para proteger a la mujer que ha sido agredida.
La complicidad con este tipo de crimen es un crimen adicional, sea quien se guarde o prefiera omitir el hecho denunciado. La agencia EFE publicó la nota, y circula por todo el mundo, y pocos medios en la República Dominicana se han hecho eco del caso. Eso no evita que el país conozca la realidad de violencia que vive la señora Sandra Kurdas.
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