La teoría de la conspiración es muy utilizada en la República Dominicana. Aquí se brinda la apariencia de que todo el mundo conspira con todo el mundo, o de que los gobiernistas conspiran contra los no gobiernistas, de que los políticos conspiran casi siempre contra sus iguales, y que el sector empresarial es un nido de conspiradores contra sus competidores en ese mismo sector.
En un ambiente como ese cualquiera puede resultar lesionado, en condiciones imposibles de determinar de dónde salió el agresor.
Sin embargo, en el país se habla de conspiraciones desde que el presidente Danilo Medina asumió el cargo. Hubo quienes se inventaron la teoría de la conspiración contra Danilo Medina, y se atrevían a sugerir que no saliera del país, que no comiera absolutamente nada antes de que otros con cargos por debajo probaran un bocado. Y así sucesivamente.
Y luego surgió la idea de que el presidente Medina conspiraba contra Leonel Fernández, porque cambió de parecer sobre el tema de la reelección. Que antes estaba opuesto y luego dijo que prefería esperar el paso del tiempo. Otros dijeron que eso era esperar el sentido de los vientos.
Y todo ha transcurrido con las cortes nuevas tomando decisiones supuestamente conspirativas contra la estabilidad del gobierno. Una sentencia le robó más de un año de ejecución gubernamental, y dedicó al presidente a defender su gobierno de todos los ataques internacionales y de las presiones locales, mientras los jueces del Tribunal Constitucional elaboraban otras decisiones complicadas, institucionalmente.
Ahora dicen que es la conspiración es del Ministerio Público contra la corrupción, y de paso contra los más simbólicos elementos señalados de enriquecimiento ilícito. Y luego los acusados y sus adláteres conspiran contra el Procurador General de la República, y contra las instancias que este funcionario dirige. Y hubo violencia en el Metro de Santo Domingo, y hubo atentados a varias torres de alta tensión de la CDEEE, y hubo atentados en cárceles, y bombas en pueblos del interior.
Y el debate sigue centrado en las conspiraciones. El Tribunal Constitucional vuelve con otra decisión compleja, que involucrará al gobierno en otro año de debates y esquivos, enfrentado esta vez a la comunidad internacional. Y Danilo tendrá que olvidarse de los 10 millones de turistas, de la ampliación de los mercados, de los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y Europa, y Canadá, por la sensibilidad que tiene en estos países el tema de los Derechos Humanos. Y ahora oficialmente, la República Dominicana está acusada de ser violadora de los derechos humanos por violar el derecho a la nacionalidad.
El gobierno rechaza la decisión de la Corte, no la denuncia como debe ser el procedimiento, y dice a través de un twitter de un funcionario que no la acatará, y viene otra vez el Tribunal Constitucional y saca una sentencia que intenta dejar fuera a la RD de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, organismo en donde la República acusada ha tenido una jueza como miembro de ese órgano y ha litigado varia veces.
En medio de todo este amasijo de conspiraciones, de ser cierto que se trate de ejecutorias para entorpecer o hacer que alguien caiga, no cabe duda que todo el que piense un poco podría sentirse desalentado de lo que ocurre aquí, o pensar que esto es un gravísimo desorden, o pensar que aquí todo el mundo está conspirando.