El gobierno tiene un gran desafío, y debe tratar de generar la mayor comprensión y solidaridad, para restaurar la normalidad en las provincias que han sido inundadas por las lluvias que han caído en el norte del país.

Los daños en pérdidas de vidas humanas ya no se pueden recuperar. Por lo menos 15 personas han fallecido. Los daños materiales en carreteras, puentes y caminos vecinales serán compensados con una actuación rápida y eficaz del Ministerio de Obras Públicas y otros organismos oficiales. Aunque hay aproximaciones, aún se desconoce la magnitud de los recursos a ser destinados para estas labores de rescate vial.

Los daños a la agricultura son cuantiosos. Se estima que podrían ser de por lo menos 5 mil millones de dólares. El Ministerio de Agricultura tiene un reto importante, conjuntamente con el Banco Agrícola y con el Gobierno Central, para que no queden en la quiebra los productores agrícolas que han visto desaparecer sus cosechas.

Faltan recursos al gobierno para atender todas las necesidades que sean generado por estas inundaciones. Los gobiernos locales, a través de la Federación Dominicana de Municipios, han dicho que carecen de capacidad financiera para hacer frente al desastre.

La ayuda de la comunidad internacional es poca. Hay otras urgencias en el mundo, y la República Dominicana se considera un país de ingresos medios, que puede afrontar sin ayuda estas necesidades.

Luego del cese de las lluvias entramos en una etapa de nuevos problemas, por los brotes de infecciones que podrían surgir, por las carencias de agua y alimento de miles de familias, y porque restablecer los sistemas de subsistencia de los afectados será muy difícil y se llevará mucho tiempo.

El Banco Central ha minimizado el impacto que estos daños podrían representar para el desempeño de la economía en el 2017. Sin embargo, se prevé que habrá que aumentar las importaciones de productos agrícolas, incluyendo algunos de los productos en los que hemos sido autosuficientes productivamente, como los plátanos.

Una tarea importante, y el gobierno la conoce, es luego de las lluvias evitar deslizamientos de tierras que podrían poner en riesgo a muchas familias. Hace falta un buen sistema de información para reducir los riesgos, y por supuesto, hace falta restablecer la comunicación con todas las comunidades que han quedado aisladas.

El gobierno debe tomar la iniciativa, y si hace falta llamar con más intensidad y con datos específicos a la solidaridad de la comunidad nacional con los afectados. Es una tarea urgente y requiere de la buena voluntad de todos y todas.