Luego de 44 años al frente de la Universidad Católica Madre y Maestra, luego pontificia durante su rectorado, Monseñor Agripino Núñez Collado terminará a principios del 2015 su paso al frente de una de las más prestigiosas universidades privadas del país, y que ha contribuido en forma meritoria con el crecimiento de la educación superior, ofreciendo carreras técnicas y de humanidades con alto perfil académico y con espíritu y vocación de desarrollo.

La figura de Monseñor Núñez Collado ha sido polémica, pero al mismo tiempo ha sido importante en la concertación y los acuerdos, generalmente monitoreados, pero necesarios para el país pueda echar adelante, con políticos sin la madurez y cordura necesarias para ponerse de acuerdo sobre temas vitales del desarrollo y la institucionalidad del país.

Si Monseñor Núñez Collado ha sido útil es porque el país no ha tenido organismos institucionales para la concertación, porque las leyes no se cumplen a la cabalidad y porque el sector empresarial ha necesitado siempre de alguien desde fuera que le ayudara en ciertos niveles de liderazgo.

Núñez Collado como rector de la PUCMM ha jugado un rol relevante, interno, de fortalecimiento de esa institución académica. Pero la PUCMM es apenas una oportunidad, una plataforma para que él realizara el trabajo grande de enseñar a mucha gente a negociar, a buscar consenso, a liderar estrategias.

Se podría decir que la labor de Núñez Collado pudieron haberla desempeñado los rectores de la universidad del Estado, o tal vez otros rectores de universidades privadas. Sin embargo, él ha sido sabio a buscar auxiliares importantes, en obtener la confianza de los grupos de poder más influyentes y en guardar la discreción en los momentos en que el país más ha necesitado de ella.

No es fortuito que uno de los puntos en los que Núñez Collado ha sido más eficiente es el aspecto electoral, donde se ha negociado el ejercicio del poder. Y también lo ha sido en el consenso sobre las negociaciones laborales, las crisis políticas y la estrategia nacional de desarrollo.

Con las críticas que se le puedan formular, como las que nosotros mismos hemos realizado en su momento de que su figura era importante porque no había liderazgo institucional del Estado ni credibilidad para hacer lo que él hacía, a Monseñor Núñez Collado habrá que reconocerlo como un sabio y hábil componedor, como un constructor de consensos, que de alguna maneja ha contado con una magia que le ha colocado casi siempre al centro de los conflictos. Apoyado por la universidad, pero en especial proyectando una figura que siempre será recordada en esa labor.

Monseñor Núñez Collado sigue siendo un hombre lleno de vida, pero en los tempranos 80 años deberá descansar y salir del epicentro de los problemas, además del control de una academia universitaria cada vez más grande y con más proyectos de envergadura.

Le deseamos que descanse, que reúna sus memorias y que las ponga a disposición del público, porque la Iglesia a la que ha servido necesita cambios y los va haciendo, poco a poco,pero necesitará de las reflexiones y orientaciones de personas como él, que no han concluido su labor de servicio, pero que deben dejar el espacio libre a las nuevas generaciones.

La sabiduría y conocimiento del ejercicio del poder, por ejemplo, acumulado por Agripino Núñez Collado, son una riqueza importante para la PUCMM y para el nuevo rector Alfredo de la Cruz, quien seguro tendrá entre sus asesores a Monseñor Núñez Collado.