En su comunicado de prensa No. 133, el Consejo Electoral Provisional de Haití anunció este viernes la suspensión de las elecciones presidenciales en segunda vuelta, previstas para este domingo 24 de enero de 2016. Hizo bien el Consejo Electoral Provisional y con la medida le está evitando grandes sacrificios a su país, que de haber acogida las intenciones del presidente Martelly se habría embarcado en una crisis de grandes dimensiones.
Ahora habrá que analizar las consecuencias de esta suspensión, y las decisiones que deberán adoptarse para suplir la ilegitimidad del gobierno a partir del 7 de febrero, fecha en que se termina el mandato presidencial.
El comunicado del CEP no aborda estos aspectos, ni habla de fecha de las próximas elecciones. Únicamente se refiere al deterioro del ambiente político y de la seguridad de los miembros del Consejo Electoral Provisional y de los partidos políticos.
Ofrece una lista de actos violentos ocurridos en diferentes lugares, en particular los incendios que han sido provocados por los opositores al gobierno y a la celebración de las elecciones. Esos incendios afectan oficinas del CEP, casas de funcionarios y de escuelas que albergarían a los organizadores de las elecciones.
No habrá elecciones el domingo y no hay fecha para las elecciones que escojan al próximo presidente de Haití. Tampoco se conoce si habrá nuevas investigaciones sobre el fraude denunciado en las elecciones del 25 de noviembre.
¿Cuál será el proceso a seguir para validar o discontinuar la administración gubernamental a partir del 7 de febrero?
¿Quién decidirá la fecha de las próximas elecciones para escoger a un nuevo presidente? ¿Se desconocerá por completo el escrutinio de las elecciones del 25 de noviembre o se mantendrá, y sólo irán a la segunda vuelta Juvenal Moise y Jude Celestin? ¿Cuál será la decisión de la comunidad internacional que ha mantenido su apoyo a Haití a partir de ahora? ¿Quiénes serán sus interlocutores? ¿El nuevo senado haitiano podrá jugar un papel más protagónico?
Son apenas algunas preguntas sobre el proceso político haitiano.
La República Dominicana debe atender con seriedad lo que está ocurriendo en Haití. El embajador y los demás representantes del país, así como el Ministerio de Relaciones Exteriores de RD, deberán seguir con sumo detalle lo que ocurre del otro lado de la frontera.
En primer lugar -y ya lo hemos dicho en numerosas ocasiones anteriores- porque nuestro país debe impulsar la elección democrática que posibilite la estabilidad de Haití, por razones estratégicas. Si Haití se desarrolla y crea condiciones que faciliten la vida de sus ciudadanos, no habrá la migración que existe aún entre los dos países. Y en segundo lugar, mientras mayor sea el deterioro de Haití más fuerte será la presión migratorio hacia nuestro país.
No se trata de que nos involucremos en el proceso político haitiano. Se trata de ayudar en la consolidación de la democracia electoral, y que de paso se pueda escoger un presidente con quien se pueda desarrollar una consistente colaboración. Alguien confiable, que sostenga sus palabras y acuerdos, y que desarrolle políticas para que sus ciudadanos no emigren hacia República Dominicana.