De nuevo, como si se tratara de un fenómeno cíclico, los asaltos, robos, crímenes comienzan a hacerse frecuentes en los medios de comunicación y en los testimonios personales y familiares en las redes sociales.

El subregistro de estos actos delincuenciales es muy alto. Son pocos los ciudadanos que acuden a las autoridades reportar un asalto, un robo, a menos que haya ocurrido un crimen, como en el caso de la ejecutiva bancaria Julissa Campos, ultimada el 20 de enero en su residencia ubicada en el sector Las Acacias, de la zona oriental de Santo Domingo.

No se trata de un incremento de la percepción de crímenes y delitos contra los ciudadanos y ciudadanas. Se trata de un atentado a la seguridad pública, de una violación del derecho a caminar con libertad por las calles del país y del derecho a trabajar un momento en su jardín.

En Santiago, en un barrio residencial casi exclusivo, acaba de ocurrir una agresión contra una dama que cuidaba su jardín. Sara Pérez, periodista, lo relata de este modo:

Volvieron a asaltar a mi mamá (parada en la puerta del jardín) para quitarle unos aretes.

Mi mamá es una anciana que tiene 85 años, con limitaciones para moverse por problemas de artritis, etc. Y ni siquiera usa joyas vistosas, ni caras. Sus aretes son siempre unos aritos minúsculos y sin piedras preciosas, ni nada parecido.

En esta ocasión el asaltante era un joven que se le acercó caminando y sin mediar palabra le arrancó una argollita. Mi mamá reaccionó instintivamente y le clavó las uñas en la cara.

Mami no tiene uñas muy largas, pero si tan fuertes como las de Freddy Krueger. Lo último que vio del asaltante fue el sangrero.

Cada vez que la asaltan ella pone resistencia…

No sé a dónde iremos a parar, pero esto es una zozobra.

En caso de que iniciemos una búsqueda en las redes sociales de la cantidad de casos particulares, de robos y asaltos, la lista podría ser interminable. Todo el mundo tiene una historia que contar.

Este terrible suceso fue en La Romana, la pasada semana. “El deportista Dionicio Batista Dimes, apodado ´Tyson,   de 47 años de edad, fue ultimado la noche del martes cerca del Coliseo Pedro Julio Nolasco de esta ciudad y se desconoce si el móvil era el robo”. Posteriormente se dijo que el motivo fue el robo de un teléfono celular.

Corresponde a las autoridades policiales, o al gobierno mismo, hacer algo con urgencia para detener la violencia social y la inseguridad que cada día se apropia de las calles. El gobierno está obligado a tomar medidas urgentes, porque estamos a dos semanas de las elecciones municipales, y este factor se convierte en algo explosivo contra las autoridades. No es extraño que el padre de Julissa Campos haya hecho una proclama dirigida al presidente Danilo Medina, en medio de su dolor por el crimen contra su hija.

Y no se trata de poner a los policías a asesinar personas en las calles, aún sean delincuentes que sean sorprendidos en robos y asaltos. Esas personas deben ser apresadas y sometidas a la justicia. Es el mecanismo que existe, legal, fuera de cualquier asesinato brutal, como hemos visto, para luego alegar intercambio de  disparos. Esta zozobra, como ha escrito Sara Pérez, debe tener un punto de control, como ocurre en muchos otros países, donde es posible caminar por las calles sin que te roben o te acribillen a tiros. Y tomar en cuenta que somos un país que depende del turismo. Sin seguridad no hay posibilidad de mantener el flujo turístico.