El sistema de salud dominicano está en cuidados intensivos. las dolencias son de naturaleza muy diversas, pero una de la más grave es la falta de orientación y liderazgo.
Las reformas que se han aprobado para el sistema de salud al parecer no comienzan a dar resultados. El régimen de salud pública se combina inadecuadamente con el sector privado, y la salud se va convirtiendo en un servicio altamente mercantilizado, oneroso, imposible de ofrecer ayuda a los desfavorecidos. Mientras la burocracia de las varias instituciones dominicanas se abanica orgullosa en sus despachos.
De todos los ministerios dominicanos el que opera con menos eficiencia pareciera ser el de Salud Pública, y mientras llegamos casi al estado comatoso, el ministro de salud anda proponiendo un pacto nacional por la salud, al tiempo que describe las unidades de atención primarias como una disposición que está entrampada por los intereses que afectan al sector.
Y no se trata únicamente de una idea del señor Ministro, Rafael Sánchez Cárdenas, sino que personas como el rector de UNIBE y director general de la Plaza de la Salud, Julio Amado Castaños Guzmán, ha sostenido que “la situación de la salud en el país pasa por un estado de calamidad”, y que “el sistema de salud dominicano está entrampado en medio de intereses grupales”.
Si es así, que evidentemente lo es, la labor del ministro y su equipo es encontrar la salida, defendiendo siempre los intereses públicos y por tanto de la mayor parte de la población que requiere y demanda atención con calidad. El ente rector del sector salud es el ministerio. Y el ministerio no es un organismo de mediación. Es una entidad para aprobar decisiones, políticas, regular servicios y garantizar que todo ciudadano o ciudadana que necesite atención gratuita disponga de ella, con calidad, sin empobrecerse y sin que ninguna entidad, pública o privada, le niegue los servicios de salud que demanda -en emergencia- cualquier ciudadano.
El Ministerio de Salud debe tomar decisiones. No está en su naturaleza solicitar que los grupos de intereses moderen sus ambiciones. Esos grupos, sean ARS o de cualquier otra naturaleza, quien y buscan ganancias, y es su naturaleza la búsqueda de rentabilidad. El Ministerio de Salud ha perdido la iniciativa y aparece desorientado y sin liderazgo, mientras los fondos de que dispone el Estado para el sector se diluyen entre la burocracia y la inoperancia, sin resultados tangibles. De las casi 7 mil unidades de Atención Primarias que debían existir apenas tenemos 1,600, algunas de las cuales ni siquiera operan, pero están registradas como si de verdad estuvieran brindando servicios.
Una cosa penosa es que el primer nivel de atención en salud, en donde se debe concentrar la mayor parte del presupuesto del Ministerio de Salud Pública, apenas está recibiendo el 4.6% del presupuesto total, lo que evidencia la falta de atención a la cuestión prioritaria de la oferta de servicios con calidad.
El presidente Danilo Medina dispuso un aumento considerable al presupuesto de Salud, y está construyendo la Ciudad Sanitaria, una obra con inversión superior a los 14 mil millones de pesos, pero resulta que pese a que está siendo terminada, el Ministerio de Salud no tiene claridad de qué hará ni cómo incidirá ese centro en la atención de salud a los ciudadanos.
El tema tiene muchos otros componentes y demanda acciones urgentes del gobierno. Apostamos a que el ministro Sánchez Córdova se zapatee y comience a tomar decisiones para colocar la gestión pública, como ente rector, en el lugar que corresponde, y para beneficio de los más pobres. No esperemos que el sistema de salud colapse por un infarto "sorpresivo". Los desprotegidos de la historia serán los más afectados por esa "muerte".