El Ministerio de Educación ha iniciado formalmente este lunes el año escolar correspondiente al 2016-2017. Lo ha hecho como siempre, asumiendo la responsabilidad que le corresponde como ente rector de todo el sistema educativo y llamando a las familias a asumir un rol responsable y protagónico en el cumplimiento de la misión que le corresponde.

El año escolar se inicia con una novedad: hay un nuevo ministro de educación, el arquitecto Andrés Navarro, y hay desafíos planteados por el presidente de la República en su discurso del pasado 16 de agosto. El más relevante es la puesta en marcha de la tanda extendida en el todo el sistema educativo oficial dominicano.

La tarea de mantener a los estudiantes en el aula luego de una tanda regular, incluye la expansión del horario de docencia, en por lo menos tres horas cada día, y crear las condiciones logísticas para que el sistema educativo pueda cumplir la misión de ampliar los contenidos, con programas específicos para cada curso, más el almuerzo y merienda escolar, más la formación de maestros para impartir docencia más allá de lo que hasta este momento estaban acostumbrados.

La tarea es inmensa.

Hasta ahora no se conoce una evaluación del Ministerio de Educación sobre el plan piloto de la Jornada Escolar Extendida que se puso en marcha con vitalidad en la pasada administración del presidente Danilo Medina, pero que había iniciado en 2011 el gobierno de Leonel Fernández con Josefina Pimentel como ministra de Educación.

El presidente Medina y su equipo han creado algunas condiciones físicas, con la creación de más aulas y el remozamiento de escuelas en precarias condiciones. La Jornada Escolar Extendida requiere mucho más que eso. El curriculum, por ejemplo, es esencial. Los maestros y maestras necesitan algo más que la repetición de los contenidos que ya impartieron en horas de la mañana. Una costumbre en las escuelas que instituyeron el plan piloto ha sido emplear las horas adicionales, hasta las 4 de la tarde, para que los estudiantes completen las tareas asignadas para realizar en sus casas.

El esfuerzo que realiza el Estado, con los fondos que requiere alimentar, por ejemplo, a más de dos millones de escolares con el almuerzo, es enorme. La alimentación escolar produce brillo en el pelo de los estudiantes, ha dicho el presidente de la República. Hace falta que esa alimentación, más la exquisitez del conocimiento, ayuden a producir mentalidades brillantes en los estudiantes de las escuelas dominicanas, ahora con tanda extendida.

Un riesgo es descuidar los demás aspectos de la educación en beneficio de la tanda extendida. Andrés Navarro y su equipo deben resistir la tentación de asumir el compromiso lanzado por el presidente dejando a un lado la gran tarea de mejorar la calidad de la enseñanza fuera de la tanda extendida. La educación dominicana tiene un serio problema de calidad. En los estudios que existen nos encontramos en los niveles más bajos de calidad de toda la región. Se entiende que el 4% del PIB para la educación debe servir para conseguir ese objetivo.

Carlos Amarante Baret y su equipo invirtieron mucho dinero en promoción en los medios de comunicación. Tal vez por el proceso electoral pasado hubo que “ayudar” al gobierno en la promoción de las “bondades” de la revolución educativa del presidente Danilo Medina. Y tal vez hubo un exceso. Habría que saber cuánto invirtió el MINERD en propaganda en el último año, y de seguro que la cifra podría competir con renglones tan importantes como el mejoramiento de la calidad docente en el país.

Si el gobierno desea continuar las mejoras en el sistema educativo tiene que trabajar ya la parte correspondiente a la calidad del producto, que pasa por mejores maestros, curriculum actualizado, incorporación de nuevos métodos de enseñanza, incorporar las innovaciones tecnológicas en el sistema educativo, y reforzar la alianza público-privado para asumir las mejoras que entidades como EDUCA cada año están aportando al mejoramiento de la calidad educativa del país.

En tiempo de las inversiones en infraestructura se está agotando.

El Estado tiene que comenzar a trabajar más decididamente con prácticas novedosas, que estimulen a maestros, maestras, alumnos, madres y padres de familia, y otros actores, como los suplidores del sistema escolar, a asumir el compromiso de la calidad como esencia del trabajo pendiente de la revolución educativa de Danilo Medina.