El doctor Bernardo Kliksberg, creador del concepto de Responsabilidad Social Empresarial y asesor de varios organismos internacionales en reducción de pobreza, ha ofrecido una conferencia en la República Dominicana que deberá ser analizada y ponderada, por la dimensión que tienen sus palabras para la actualidad social y política del país.
El doctor Kliksberg rescata la preocupación por la pobreza estructural y la forma de hacerle frente a este problema sin producir revoluciones o violencia. Hay un problema de distribución del ingreso, hay un problema de marginalidad, hay un problema de falta de acceso a los bienes materiales, a las nuevas tecnologías. Hay profundas desigualdades entre ricos y pobres en nuestros países, y los que producen riqueza, los ricos, y los gobiernos, no pueden ser indiferentes ante esa realidad.
La gente en la República Dominicana, por ejemplo, vive dos mundos. Una parte pequeña que vive en la abundancia, en la riqueza y en la reproducción de bienes materiales para ellos y sus generaciones futuras. Allí están los empresarios, los profesionales, los que han tenido oportunidades para insertarse y producir, y también los políticos, funcionarios públicos y arribistas y oportunistas.
En el otro mundo viven los pobres, los marginados, los olvidados, los sin educación, los sin trabajo, los que carecen de viviendas, de alimentación, de servicios, de esperanzas, y se reproducen en su pobreza. Los pobres paren pobres, en un círculo vicioso, que no se para nunca. Los pobres se reproducen en abundancia y rapidez mucho más que los ricos. Y no tienen educación, y si tienen acceso a ella es porque la provee el gobierno y no es de calidad.
Decía el doctor Kliksberg en la conferencia que ofreció al dejar inaugurada la Cátedra de Responsabilidad Social y Empresarial Alejandro E. Grullón E, de la Fundación Popular y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maerstra, que el mundo de hoy es muy desigual, pero que también es injusto. El problema es dramático.
Cada día mueren 17 mil niños y niñas por desnutrición.
Hay 8 mil niños y niñas que mueren el mismo día en que nacen.
Mueren seis millones de niños y niñas por año, porque no tienen alimentación.
En el mundo hay 805 millones de personas famélicas, que no ingieren los alimentos necesarios para la subsistencia, entre ellos millones de niños y niñas.
Hay por lo menos 2 mil millones de personas que no tienen uno de los micronutrientes fundamentales para la subsistencia del ser humano.
La lactancia materna puede resolver muchos problemas de alimentación y enfermedades, y ayuda emocionalmente a los niños en su adustez y desarrollo. Las madres deben lactar por lo menos seis meses, pero no pueden hacerlo, por falta de alimentación, porque no tienen conciencia ni educación, porque no tienen tiempo…Muchas son las razones. La promoción de productos lácteos elaborados induce a muchas madres a dejar la lactancia.
Hay en el mundo 900 millones de personas que no tienen acceso a agua potable.
Hay 2,400 millones de personas que no tienen instalaciones sanitarias para sus necesidades fisiológicas. En ese sentido, el segundo asesino de niños en el mundo (el primero es la desnutrición) es la diarrea infantil. Y esa diarrea viene por la falta de agua potable y por la contaminación y la ausencia de instalaciones sanitarias.
El mundo ha desarrollado tecnologías y ha aumentado la capacidad productiva. Por ejemplo, en la actualidad se produce alimentos para 12 mil millones de personas. El planeta tiene sólo 7,200 millones de personas. Hay un excedente de producción, pero millones de personas mueren de hambre. ¿Qué pasa, qué explica este serio problema? ¿Por qué razón hay 3 mil millones de personas que viven en la pobreza, casi la mitad de la población mundial?
El 1 por ciento de los habitantes del planeta tiene el 48% del Producto Interno Bruto mundial. El drama no puede ser peor.
Esta semana se ha realizado en La Romana una reunión de las familias más ricas de América Latina, incluyendo algunas que son de las más ricas del mundo, como la fortuna de Carlos Slim, que es el auspiciado del encuentro. También allí se habló de responsabilidad social y de cómo los ricos podrían seguir generando riquezas y apoyar, a la vez, a sus países y los lugares donde operan. No con limosna, sino con el impulso de políticas que reduzcan la iniquidad, la desigualdad, la injusticia, la marginalidad y la impunidad. Los ricos influyen muy seriamente en las políticas públicas. Ojalá que esa influencia se ejerza para poner en marchas seriedad en el ejercicio del poder, compromiso honorable de reducir las desigualdades sociales y honestidad en el manejo del dinero público, además de las reglas del juego claras para una competencia entre iguales.
Los ricos, dice Bernardo Kliksberg, tienen responsabilidad una redistribución de la riqueza por vía del Estado que beneficie a todos, tienen que tratar bien a sus trabajadores, tienen que cuidar el medio ambiente, respetar las reglas del juego y poner en marcha lo que él llama una ética empresarial.
Y explicó algo novedoso: Las únicas empresas que van a sobrevivir son las que hacen alineamiento con la sociedad y colocan sus objetivos con los deseos de justicia y equidad de la sociedad. Las empresas que hagan esto, no por filantropía, descubrirán que esa será la única forma de hacer negocios en este siglo XXI.
Ojalá que los ricos dominicanos atiendan a estos planteamientos y se coloquen en condiciones de seguir haciendo negocios en el siglo XXI.