La historia, la institucionalidad y la política se juntan este 16 de agosto como parte de una fiesta democrática, en que la sociedad de ayer y de hoy son protagonistas de la soberanía y de la democracia.

La Restauración de la República fue un acto de soberanía protagonizado por el pueblo dominicano, que durante varios años se enfrentó al poder y a la fuerza de la metrópolis, España, que mantenía su interés en seguir gobernando y disfrutando de los recursos de que disponía el pueblo dominicano. Luego de la separación de Haití, en 1844, nuestro país perdió su soberanía como resultado de un acto de traición del entonces presidente y dictador Pedro Santana, quien no creyó posible la sobrevivencia de la República al margen de la “protección” de España.

Los dominicanos lucharon con valentía y fiereza para conseguir restaurar la república, hasta que en 1865 se produjo la derrota definitiva de las fuerzas colonialistas y el triunfo de los restauradores, a la cabeza de los cuales se encontraba el general Gregorio Luperón. Ese héroe, como alma colectiva individualizada, resumió las virtudes, valentía y sacrificio del pueblo para obtener su independencia.

La Restauración de la República se convierte en la gran gesta histórica dominicana por su soberanía, porque se llevó a cabo como parte de un proceso histórico que levantó a campesinos, artesanos, productores de tabaco, maestros, militares, hombres y mujeres de las letras en un proyecto común de nación, contra una de las potenciales que había dominicana la isla y la región del Caribe, España, que se encontraba en pugilato con Francia, Portugal, Inglaterra, Holanda y otras naciones europeas por el control de los territorios “descubiertos”. Las pugnas de España y Francia llevaron la Isla Española o Quisqueya a su fraccionamiento, con dos países con idiomas, historia y cultura distintas, en un solo territorio.

Hoy también se despide el gobierno constitucional del período 2012-2016, y se instala una nueva administración para el período 2016-2020, con el presidente Danilo Medina y la vicepresidenta Margarita Cedeño de Fernández, en la condición de ejecutivos que dan continuidad a la gestión de gobierno. Fueron reelectos y les toca seguir al mando de la administración pública.

El ánimo de la población es de fortalecimiento de la democracia, de ampliación de los canales de expresión, de fortalecimiento de la institucionalidad política, y que sigamos siendo un país que apuesta al desarrollo de sus potencialidades, tanto económicas como políticas, y que sigamos adelante, sin tropiezos, en procura de la felicidad del pueblo dominicano.

La distancia es muy grande en este 153 aniversario de la Restauración de la República. Lo que éramos en 1865 y lo que somos hoy, como nación, nos da una medida de los grandes avances del país y de la humanidad. Las fuerzas productivas, la generación de riquezas, la educación, las exportaciones, la identidad son cuestiones centrales en el país de hoy versus el país de hace 153 años.

Honor a los héroes nacionales de la Restauración yt a los hombres y mujeres que dieron continuidad a su hazaña. Desde el más encumbrado hasta el más humilde hay que reconocer que la nación dominicana se ha impulsado con vigor hacia el progreso y la democracia, con sus dificultades y tropiezos. Las dictaduras varias veces nos han afectado, dominadas por el individualismo y el afán de poder de algunos dominicanos, como Ulises Heureaux o Rafael L. Trujillo. Las Intervenciones extranjeras también nos han afectado, en particular las dos intervenciones militares de los Estados Unidos. Hemos dado la batalla y recuperado la soberanía y la fe en que la continuidad es indispensable. Hoy somos 10 millones de personas, con identidad, con un concepto de nación, con voluntad y deseos de prosperidad, y con diferencias de criterios. Pero vivimos en democracia y con la libertad para seguir tomando decisiones.

Honor a los Restauradores y bienvenido sea el nuevo gobierno de Danilo Medina.