Claudio Nasco, periodista asesinado la pasada semana, merece el respeto y la consideración de la sociedad dominicana, principalmente de los que fuimos sus colegas y del liderazgo social, religioso y político.

Hay gente que, con sustento en el morbo más denigrante, quiere asesinarlo en cada ocasión que menciona su nombre.

Una sociedad en la que el machismo trasnochado, la homofobia deshumanizante y la intolerancia política y social, habrá quienes se atrevan a justificar que no se profundice la investigación sobre el trasfondo de este crimen horrendo.

La Policía Nacional debe hacer todo el esfuerzo posible para descubrir si hay otras causas y otros autores intelectuales de la muerte de Claudio Nasco. Sus familiares, sin embargo, no tendrán consuelo, porque el golpe terrible y definitivo fue dado. Sus compañeros de trabajo y de profesión tendremos el consuelo de que supimos quiénes y por qué razones lo mandaron a matar.

Ninguna muerte puede quedar impune. La PN actuó con rapidez en la investigación y pudo dar con los autores materiales. Luego de esos avances es posible dar otros pasos y determinar si hay nuevos actores y motivos en el hecho criminal.

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