Los políticos, por su relación con el poder y porque promueven valores y toman decisiones sobre el destino de sus países, tienen que ser transparentes y evitar que sus vidas se conviertan en motivo de sospecha o de delaciones.
El narcotráfico es el más peligroso de los temas relacionados con los políticos. El dinero del narcotráfico tiene vericuetos que utiliza para lavarse en otras actividades, y una de ellas es la política. Un político que se beneficia del narcotráfico es altamente peligroso, porque podría contemporizar o adoptar políticas que favorezcan este crimen.
Los países levantan protestas y sancionan duramente cuando se enteran que un político podría ser favorecido por actividades ilícitas provenientes de lavado de activos o de tráfico de drogas.
Es un tema de cuidado. La derecha dominicana, especialmente el presidente del Partido Fuerza Nacional Progresista, ha utilizado el tema de las drogas como forma de instrumentalizarlo en procura de capital político o como parte de campañas electorales maliciosas. Esto desprestigia la lucha real contra el tráfico de drogas, y hasta le quita credibilidad al trabajo para evitar que la política sea permeada por el narcotráfico.
El caso que acaba de revelarse, del supuesto vínculo de Miguel Vargas Maldonado con José David Figueroa Agosto, podría ser de terribles consecuencias. No estamos en campaña electoral, y la revelación ha sido a través de un medio de comunicación altamente creíble, el diario Hoy.
Miguel Vargas Maldonado ha dado una declaración que deja muchas dudas y que da pie a nuevas conjeturas. Agradeció la confianza de su familia y de sus seguidores, pero al conjunto de la sociedad dominicana no le da satisfacciones. Esa declaración tendrá nuevas respuestas por las evidencias que podrían comenzar a salir y que, incluso, podrían dejar mal parado al presidente del PRD.
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