El sacerdote católico polaco Wojciech Waldemar, que se hacía llamar en Juncalito padre Alberto Gil, fue formalmente acusado de violar a 7 niños, según informó la Procuradora Fiscal de Santiago, Luisa Liranzo.

Estos siete casos son apenas una parte de las decenas de niños que, según los testimonios de personas de Juncalito, habría violado y explotado sexualmente el cura Wojciech. Sin embargo, la mayoría de las familias decidió no proceder judicialmente contra el ex párroco de Juncalito, talvez por miedo, vergüenza y hasta por amenazas y presiones.

Aunque Wojciech se encuentra fuera del país, las autoridades dominicanas deben empeñarse a fondo para tratar de que estos abusos contra nuestros niños no queden impunes.

En la medida en que las autoridades de Polonia reciban la solicitud, el seguimiento, el reclamo y la presión de las dominicanas, será más difícil que el expediente se muera o que el cura se salga con las suyas.

Debemos demostrar que no somos indiferentes como país ante tales crímenes. Es necesario sentar un precedente para que otros extranjeros, curas o no, tengan claro que no pueden violar niños dominicanos y luego escaparse sin ninguna consecuencia.