La renuncia de Minou Tavárez Mirabal del Partido de la Liberación Dominicana tiene que permitir una reflexión a los líderes de los partidos políticos sobre la forma en que se han conducido esas organizaciones.

Minou Tavárez Mirabal fue la diputada más votada del PLD en la circunscripción número 1 del Distrito Nacional. Ha sido una legisladora ejemplar, con iniciativas legislativas de alta valoración, con posiciones dignas políticamente, ha ayudado a sus compañeros legisladores a entender temas complicados y asumir posiciones correctas.

Minou es la presidenta del Consejo Internacional de Parlamentarios para la Acción Global (PGA), fue vicepresidenta Vicepresidente de la Confederación de Parlamentarios de las Américas (COPA), además de haber desempeñado las funciones de vicecanciller de la República Dominicana.

Y no hablemos de su historia personal y de dónde viene, como hija de Minerva Mirabal y de Manuel Aurelio Tavárez Justo. Es profesional del área de las ciencias sociales, licenciada en filología y en literatura hispánica. Su actividad política la ha desarrollado dentro de unos parámetros éticos incuestionables.

Las voces que ahora intentan denostar su calidad, capacidad, entereza y verticalidad lo hacen porque intentan desconocer la materia social y política en la que se ha formado esta mujer excepcional.

Tiene razón Reinaldo Pared Pérez, secretario general del PLD, al lamentar la renuncia de Minou del PLD, y en especial por los motivos que ella aduce: que el PLD ha renunciado a los principios y valores que la motivaron a hacer política desde esa organización, y que ya ese partido no es ni la sombra de lo que fue.

Algunos no lo recuerdan, pero Juan Bosch, al inicio de los años 90, también renunció del PLD. Las razonas dadas por Bosch referían a que la pequeña burguesía trepadora había tomado el control de ese partido y aspiraba a cargos, buscaba posiciones, quería enriquecerse, cuando se suponía que la razón de ser del PLD era servir al pueblo para completar la obra de Juan Pablo Duarte y Los Trinitarios. Bosch no encontraba lugar apropiado allí y renunció. Lo convencieron de volver, y los que le acompañaron en aquella renuncia fueron expulsados o descalificados después.

Hay que leer la carta de Minou y analizar al PLD como partido a partir de los juicios que ella expresa. Muchas cosas han cambiado, y se supone que los principios son parte esencial de las organizaciones políticas.

No es sólo un tema de renuncia del PLD a valores y a principios, lo que afecta la calidad del sistema democrático, la higiene pública y la lucha de la sociedad por mejorar las condiciones de vida de la gente, sino un tema de relevancia para los demás partidos políticos, que son también entidades fofas, sin valores ni principios, dirigidas por gentes sin ética, que hace cualquier cosa a costa de mantenerse en las posiciones. Es también la derrota del pensamiento más liberal y democrático, sepultado por el conservadurismo más espurio, por la rémora del pensamiento despótico.

Las personas con los valores que porta y expresa Minou Tavárez Mirabal son necesarias en los partidos y en la sociedad en general. Ese tipo de personas debían estar en lo más alto de las organizaciones políticas y sociales. Para decir un poco más, debían ser los modelos políticos para toda la sociedad. Y lo que vemos que sustentan las entidades políticas son esencialmente comportamientos negativos, sujetos oscuros, posiciones ideológicas antidemocráticas o las negociaciones conchoprimistas, tan tradicionales en el liderazgo nacional.

La salida de Minou del PLD no es solo una derrota política para el PLD, sino para todo el sistema político. Lo bueno es que ella ha dicho que no se aleja de la política, que seguirá en su batalla, y que seguirá siendo legisladora hasta que termine el período para el que fue elegida.

Nuestra esperanza es que una mujer de las dimensiones de Minou Tavarez Mirabal siga en la política, y sea capaz de construir un nuevo liderazgo, al margen del trujillismo que todavía se mantiene en un caudillismo político de nuevo cuño, con gentes de menor edad, pero de ideas atrasadas.