Pese a las tensiones en el Partido de la Liberación Dominicana, que han llevado esta semana a la Cámara de Diputados a dejar sobre la mesa la aprobación de préstamo de 11 millones de dólares, sigue creciendo y ganando adeptos la idea de modificar la Constitución de la República, para evitar la separación de elecciones municipales y congresuales del próximo año.

Entre los partidos y líderes políticos de oposición es cada día más amplio el grupo que está de acuerdo con la unificación de las elecciones. Y los argumentos que se utilizan son coincidentes entre los gobiernistas y los opositores: que las elecciones separadas generan unos costos muy altos para los partidos y para los candidatos, y que correríamos el riesgo de tener cuatro procesos electorales en caso de que las presidenciales tengan que decidirse en una segunda vuelta.

Quienes apoyan la unificación de las elecciones, utilizan argumentos sólidos, pero no mencionan que de fondo hay un interés político adicional: habilitar al presidente Danilo Medina para que no tenga el impedimento de seguir optando a la presidencia de la República a partir del 2024, y que lo establecido en la Constitución quede solo como prohibición para el 2020.

Está quedando la impresión de que Leonel Fernández y su grupo en el PLD, son los más rabiosos opositores al proyecto de unificar las elecciones. Se olvida, sin embargo, que la separación de las elecciones se aprobó en la Nueva Constitución del 2010, que fue promovida y enarbolada y proclamada por Leonel Fernández, extendiendo dos años al período legislativo y municipal, que resultó electo en el 2010 y se mantuvo hasta el 2016. En ese caso habría coherencia en la postura de los leonelistas.

La realidad política, sin embargo, manda una adecuación con fines electorales. Danilo Medina está jugando un rol importante en el proceso de selección de los candidatos de su partido para las elecciones del 2020, tanto a nivel congresual y municipal, como a nivel presidencial. Leonel no está dispuesto a ceder hasta que se defina la candidatura presidencial del PLD, que él cree tenerla en sus manos. Solo entonces se incluirá el tema del cambio en la Constitución en una transacción entre peledeístas, para que Danilo pudiera ser habilitado para optar en el 2024.

La situación cambiaría en el caso de que Leonel no fuera escogido candidato presidencial del PLD. Quien fuera escogido aprobaría y facilitaría la reforma de inmediato. Leonel mantendría la oposición y es probable que los legisladores que le siguen mantengan esa postura.

Eso quiere decir que las diferencias entre Danilo y Leonel Fernández siguen siendo el gran obstáculo para la reforma de la Constitución y la habilitación del presidente para futuros procesos electorales. Danilo necesita los votos de los legisladores leonelistas para que ese cambio ocurra antes de las elecciones del 2020. Si el PLD no se divide, el esfuerzo de Danilo está dirigido a conseguir una representación congresual  lo suficientemente sólida para realizar el cambio en la Constitución antes de agosto del 2020, cuando deberá producirse su salida del gobierno.

Factores exógenos a la política podrían influir para que Danilo consiga o no la reforma, como los procesos judiciales que se encaminen, desde la propia estructura local del Estado o externos, o si se produjera una crisis económica global que afecte al país en un grado intenso. Por eso, la oportunidad es ahora, y mientras más pronto mejor, y eso solo lo está impidiendo Leonel Fernández, quien ya logró detener el proyecto reeleccionista del presidente Medina.