Dos hechos tristes y bochornosos se produjeron recientemente en República Dominicana.

Este martes en San Francisco de Macorís fue muerto a tiros el joven estudiante universitario Mario Vladimir Antigua Baldera.

Antigua Baldera era estudiante de ciencias sociales en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y activista social. Participaba de una protesta popular en reclamo del cese de la impunidad y de la corrupción, en el marco de un paro general de 48 horas que se lleva a cabo en esa ciudad.

El joven estudiante murió al recibir el impacto de bala en el ojo izquierdo, cuando agentes policiales enfrentaban a ciudadanos que protestaban en el barrio Pueblo Nuevo.

Por otro lado, el pasado lunes en la ciudad capital fueron reprimidos a palos y empujones ancianos que reclamaban el pago de sus pensiones. Se trata de exobreros de los campos de caña que entregaron sus mejores años al trabajo y pagaron de sus salarios las cuotas correspondientes para contar con una pensión durante la vejez.

Estos ancianos trabajadores, muchos enfermos y que apenas pueden sostenerse, llevan años reclamando sus pensiones. Muchas promesas se les han hecho desde el Gobierno, pero muy pocos han recibido las pensiones. Y se trata de pagas que apenas alcanzan los 5 mil pesos o menos, suma que ni siquiera para medicamentos les alcanzaría.

Los agentes policiales que golpearon a estos ancianos deben de ser sancionados con todo el rigor. Ese es un abuso injustificable, que debe de avergonzarnos como país que se supone democrático y que goza de un estado de derecho.

Y sobre la muerte del joven estudiante de San Francisco de Macorís, exigimos una investigación seria que lleve a los responsables a los tribunales para que paguen por su delito. No es posible que en nuestros tiempos la autoridad mal entendida muestre semejante desprecio por la vida de los ciudadanos.