El año 2017, que fue declarado para que el país se diera una ley de Partidos Políticos, no podrá cumplir con ese compromiso.

Pese a que los partidos discutieron durante mucho tiempo varias propuestas, y pese a que hubo una iniciativa de la Junta Central Electoral, no ha sido posible que los congresistas se pusieran de acuerdo para aprobar una ley de partidos.

Una comisión bicameral discutió durante varios meses los detalles de la ley, pero no hubo acuerdos definitivos. Esa misma comisión se reunió con los líderes de los partidos políticos, y en casi todos los casos hubo consenso, pero al final no hay acuerdos ni hay ley de partidos para el año 2017.

El Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana detuvo todo. Decidió aprobar la propuesta de ley con el uso del padrón abierto y la realización de primarias simultáneas, pero condicionado a que una comisión de juristas constitucionalistas confirme que ese modelo no se contradice con la Constitución de la República.

Nadie supo el nombre de los juristas. Luego se dijo que en vez de cinco serían siete. Nadie sabe los nombres de los siete. Se dijo que cinco eran dominicanos y dos serían extranjeros. No hay nada oficial, pese a que el secretario general del PLD, Reinaldo Pared, dijo estar dispuesto a entregar los nombres de los nominados.

La decisión es del Comité Político del PLD. Y mientras ese organismo se reúne los senadores y diputados reciben consejos sobre las ventajas de una reforma constitucional que elimine la prohibición al presidente de la República para reelegirse.

Y la pregunta no deja de ser ociosa: ¿Qué será primero? ¿La ley de partidos? ¿El cambio de la Constitución de la República?

La Constitución del 2015 prohibe expresamente la reelección para un tercer mandato. La permite para un segundo, pero tanto en el artículo 124 como en un artículo transitorio, es clara en que el actual presidente no puede optar para una reelección más.

Danilo Medina ha mandado a decir que no se va a reelegir. Hay quienes creen que eso no será posible, independientemente de que lo intentara. Sin embargo, el Congreso Nacional está bajo el control del presidente Medina. Si esa fuera su voluntad podría perfectamente hacerlo, y como sería legal una nueva modificación de la Constitución, habría que aceptar esa aventura continuista. El riesgo político es muy grande.

Hay un equipo alrededor del presidente que sostiene que Danilo es lo mejor para el país y para la estabilidad democrática. Que representa garantía y confianza, y que es insustituible. Ese grupo realiza reuniones y trabaja con ahínco para que la reelección sea posible. En el PLD hay otro grupo que no está de acuerdo, y que piensa que Leonel Fernández debe ser el candidato del partido de gobierno para las elecciones del 2020.

Esas opciones echan de lado a los partidos de la oposición. Creen que el PLD es lo único que sirve y que tiene posibilidad de seguir en el poder. El PLD cumplirá 16 años seguidos gobernando el país, y ha representado estabilidad macroeconómica y tranquilidad, pero no ha resuelto uno solo de los problemas que prometió resolver. La corrupción ha crecido y parece trabajar con sentido inverso al camino de la estabilidad y prosperidad.

Un partido que no se pone de acuerdo para garantizar un régimen equilibrado y serio de partidos políticos podría ser una amenaza. El país reclama reglas claras y un régimen electoral que no tenga intereses encontrados con la transparencia y la equidad.

Terminaremos el 2017 y no tendremos la ley de partidos, y solo eso ya es muy grave y una seria amenaza para el futuro político dominicano.