El Séptimo Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional sigue conociendo el proceso contra los imputados de asesinar al ex rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Mateo Aquino Febrillet.

Desde un primer momento estaba claro que los responsables de esa muerte, ocurrida en la pre-campaña electoral del 2016, a lo interno del Partido Revolucionario Moderno, trataban por todos los medios de evitar ser procesados.

Quisieron evitar que se les descubriera, trataron de falsificar pruebas, de limar o cambiar el arma homicida, ocultaron al principal responsable, Blas Peralta, y presionaron de todas las formas posibles para conseguir que el Ministerio Público no los imputara. La fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reynoso, realizó una gran labor y ella personalmente fue valiente en su interés por evitar la evasión de los responsables del hecho criminal.

Y desde entonces ha habido distorsiones, presiones, chicanas jurídicas y toda clase de apuestas irregulares, incluyendo mareos reales o fingidos en el Séptimo Juzgado de Instrucción, además de la ausencia planificada de los abogados de los imputados, enfermedades y cuantas coartadas ha sido posible inventar para evitar ir al juicio de fondo.

Blas Peralta, el principal imputado por el Ministerio Público, responsable del disparo que asesinó a Mateo Aquino Febrillet

Se apuesta al olvido con este caso. El doctor Mateo Aquino Febrillet fue un profesional digno, un académico que se involucró en la política y allí, lamentablemente, encontró la muerte porque confió en que la política, como se práctica en la República Dominicana, era una actividad de personas decentes y dignas.

Los testigos del caso han ido desapareciendo poco a poco. La familia del difunto Aquino Febrillet se han ido quedando sola, apenas con sus abogados que observan con indignación cómo los acusados del crimen buscan cambiar la medida de coerción que se le impuso, de prisión, en lo que se juzga el fondo del crimen.

Los que mataron a Mateo Aquino Febrillet quieren salir de la cárcel sin ser juzgados, y de paso evitar que haya un juicio de fondo. Eso lo saben los jueces y lo saben los representantes del Ministerio Público. También lo sabe la familia de la víctima, que ya comienza a mostrarse cansada de tanto relajo en la justicia dominicana.

Solamente conociendo los procesos preliminares del juicio se ha consumido un año. Y el conocimiento del fondo no ha iniciado.

Se pensaba que las reformas del Código Procesal Penal tenían el interés de eliminar los contratiempos en la aplicación de la justicia, porque justicia tardía es justicia denegada, pero aún siguen vivos estos procedimientos y se mantienen ejerciendo jueces que no imponen en sus tribunales las normativas para evitar que estos traspiés judiciales sigan utilizándose.

Es una evidente y maliciosa forma de obstruir la justicia.

Mientras evitan que se inicie el juicio de fondo, con argucias baratas se quiere desorientar a la sociedad que demanda justicia y quitar el ánimo de justicia a los familiares de la víctima. Y es lamentable que haya jueces que permitan este relajo y esta deformación de los procesos judiciales.

El juez del Séptimo Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional, Rigoberto Sena, debe empoderarse y cumplir su deber. Ya ha protegido en exceso los derechos a la presunción de inocencia de los presuntos  victimarios. Que comience a proteger el derecho a que se haga justicia de los familiares de la víctima. En primer lugar no hay razones, ni existen condiciones, para cambiar en este momento las medidas de coerción que se impuso a los acusados.

Y en segundo lugar, hay que iniciar el juicio de fondo, con la presentación de las acusaciones y las pruebas de que se disponen. Para que se pueda hacer justicia.

El proceso ha tenido 16 reenvíos. Y se entiende la queja de la viuda de Mateo Aquino Febrillet, Rita Yomaris Solís Tejeda.

“Van 16 audiencias. No es fácil uno dejar su trabajo, su casa y necesidades para venir a cumplir para que a su esposo se le haga justicia y cuando uno viene fácilmente la audiencia se reenvía. Yo con ellos o sin ellos voy a llegar hasta las últimas consecuencias. Ahora la que sabe que no va a negociar la muerte de su esposo soy yo, ni mis hijos tampoco”.

Los responsables de aplicar justicia, ¿quieren más dignidad que esta que expresa esta mujer para comenzar a hacer justicia?