La Junta Central Electoral tiene todavía mucho trabajo por delante. En primer lugar debe resolver los serios problemas que le brotaron con el escrutinio del simulacro realizado el domingo, tanto para probar los equipos adquiridos para el escrutinio de los votos, como para poner a prueba el padrón electoral.
Es posible que la propia JCE se crea lo que publicó como resultado de ese proceso, y se considere satisfecha. Sería grave que la confianza en los equipos adquiridos y en el entrenamiento del personal oscurezca la razón de los responsables de la JCE, y finalmente se nieguen a admitir que los errores puestos al descubiertos van más allá de la satisfacción del doctor Roberto Rosario Márquez.
El mismo presidente del organismo electoral prometió que lo ocurrido el domingo no ocurriría el día de las elecciones.
Los partidos de oposición casi al unísono están pidiendo revisión del proceso, aparte de la petición formal realizada por el titular Eddy Olivares, en el sentido de que el escrutinio electrónico dispuesto por un reglamento de la JCE es contrario a la Ley 275-97, y que no hay reglamento que pueda enmendar una ley. Es cierto que la JCE llamó con tiempo a una licitación de la compra de los equipos electrónicos, y que se invirtió más de 30 millones de dólares en la nueva tecnología.
Pero la otra realidad es la siguiente:
No hay una auditoría del proceso tecnológico. Cualquier país con respeto por las normas tomaría por lo menos seis meses para realizar una auditoría de la tecnología adquirida por la JCE, y una revisión equipo por equipo de los adquiridos para el conteo electrónico.
La empresa seleccionada para suministrar los equipos, INDRA, ha sido muy cuestionada en varios países donde ha realizado alguna labor como la que se espera realice en República Dominicana.
No hay observadores locales con capacidad ni experiencia sobre este tipo de software y hardware. Hasta el momento el organismo electoral no ha permitido a nadie conocer los equipos traídos por INDRA, y menos inspeccionar su contenido.
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) realizó un informe sobre el simulacro de la JCE y determinó que hubo problemas de logística y montaje, de registro y concurrencia, de escrutinio y de transmisión. Y en sus recomendaciones dicen lo siguiente:
1. No hubo una prueba completa del sistema, apenas se probó un 10% del mismo.
2. El sistema permite manipular el voto después de marcado por un determinado partido.
3. El sistema permite validar votos nulos. También votos válidos convertirlos a nulo.
4. El sistema es muy lento en el registro de concurrentes. No permite imprimir el listado con los nombres de los concurrentes, solo los totales.
5. El Sistema da errores de conectividad
6. Solo se permitió marcar 5 boletas en los escaners.
7. La JCE no ha capacitado al personal técnico para manejar correctamente el sistema.
8. El escrutinio no es automático permite manipulación.
9. El Sistema no reconoce cuando se marca por el senador y un diputado de un mismo partido.
10. El registro de concurrentes no concuerda con la cantidad de votos emitidos.
11. Recomendamos que este sistema se someta a una prueba completa, no parcial, con técnicos calificados de la JCE y técnicos de los partidos, en presencia de medios de comunicación y observadores internacionales. Donde se marquen de todos los partidos no menos de doscientos boletas, no cinco boletas como se hizo en la segunda prueba.
La JCE tiene un serio desafío. Quedan menos de dos semanas para las elecciones. Una opción es que se realice el conteo manual de todos los votos, como han pedido algunos partidos y como solicitó Eddy Olivares. Otra opción es permitir que se realice un escrutinio manual en un 10 por ciento de los colegios, en una muestra no seleccionada por el organismo electoral, como ha pedido Participación Ciudadana. La otra opción es seguir impertérrita, como si nada estuviese pasando que afectara la credibilidad del proceso, y no hacer caso a ninguna de las recomendaciones. Si esa fuera la opción, estaría poniendo en duda la credibilidad del proceso electoral.