En un ejercicio democrático, institucional y político, una comisión del Senado designada para presentar un informe sobre las personas con posibilidad de ser designadas para integrar la Junta Central Electoral para los próximos cuatro años, entregó su documento y ofreció cinco ternas para ser consideradas por el pleno del hemiciclo. La decisión, pese a que este miércoles se cumplía el plazo para llenar las vacantes que se habrían hoy jueves, fue posponer el conocimiento de las propuestas y por tanto la decisión de integrar la JCE con nuevos miembros.

El gobierno, a través del Ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo, coincidió con los reclamos de los partidos de oposición, en el sentido de que al organismo electoral debía ser integrado por personas sin filiación política partidaria y que respondieran a los intereses de la sociedad y de lo que manda la ley, y no a las presiones y conveniencias de ningún partido político.

Se entendía que la oposición y el gobierno habían coincidido, y que hasta por mediación de Agripino Núñez Collado, designado por el presidente Danilo Medina para buscar el consenso, habría habido algún entendimiento.

Sin embargo, hay voces que proclaman la ausencia de consenso en este ámbito, otros dicen que no es necesario que haya acuerdos, porque al Senado le corresponde hacer lo que le manda la Constitución, y hasta hay quienes esperan una reunión del Comité Político del PLD para que oriente la decisión de sus senadores.

Entre las propuestas de las cinco ternas que entregó la comisión senatorial al pleno, hay ausencias sobre las cuales se habrían producido coincidencias y hasta consenso, según las versiones que se han dado a conocer. El sustituto del presidente de la Suprema Corte de Justicia, Julio César Castaños Guzmán, pasaría a presidir la JCE, pero su nombre no ha sido mencionado en las ternas de la comisión senatorial. Castaños Guzmán ya fue presidente de la JCE y tiene experiencia, probidad, conocimiento y calidad suficiente para encabezar ese organismo. Se alega que no está en ninguna de las ternas porque no fue entrevistado por la comisión senatorial.

Hay quienes dicen que no era necesario. No obstante, Roberto Rosario Márquez, el presidente saliente de la JCE y quien aspiraba a decir en la posición, acudió a la entrevista para la que fue convocado y se cometió al cuestionario -insípido e innecesario- para determinar si tiene condiciones para encabezar la JCE. Todo el mundo sabe que esas entrevistas no sirven para nada, y que aquello que hicieron los senadores fue un show para entretener a más de 200 aspirantes a uno de las cinco posiciones en disputa.

Si hay consenso o no, es bueno que se aclare. Tal vez Agripino Núñez Collado debía tomar la palabra y hablar al respecto. Y si no lo hace él, como presidente del Consejo Económico y Social, tal vez debía hablar algún representante del gobierno o del PLD.

Si hubo reuniones y acuerdos es bueno que se conozcan los detalles de los mismos. Se ha dicho que hubo reuniones entre Núñez Collado y representantes de la oposición, para transmitir mensajes del presidente Danilo Medina. Se ha dicho que el presidente Medina ha mantenido un diálogo con el ex presidente Leonel Fernández al respecto. También se ha dicho que entre Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía se habrían producido entendimientos para designar miembros de la JCE que no generen nerviosismo ni dudas en el proceso electoral del 2020.

La democracia implica transparencia. La transparencia corresponde principalmente a los organismos estatales, y en este caso están en primer lugar el Consejo Económico y Social, el Senado de la República y la Presidencia de la República. Si ninguno de estos órganos dice nada es porque el cuadro está verdaderamente oscuro, y por eso los senadores se vieron impedidos de tomar una decisión este miércoles.

Obvio que haya presiones. Seguro que existen, y que hay muchos otros temas en discusión, como normalmente ocurre en la política dominicana. Tal vez los partidos políticos se enteran que tienen el deber de decir la verdad sobre un tema que resulta de tanta importancia para el proceso democrático y para su propia y particular supervivencia.

Independientemente de quiénes sean los escogidos, sea este jueves o mañana o la próxima semana, el país merece información transparente de lo que está sucediendo. Si hay repartición nuevamente, la democracia sigue siendo débil y vigilada, conducida por control remoto por poderes extra institucionales. La designación de la JCE es una oportunidad para presentar un perfil transparente y de calidad del proceso democrático en que estamos. Evitemos la oscuridad y la falta de confianza, que no ayudan a la sobre vivencia del sistema. A menos que se quiera seguir haciendo trampas.