La seguridad ciudadana sigue amenazada por el impacto que sigue teniendo la delincuencia, con actividades criminales, en muchos casos espectaculares, que hacen temblar a cualquiera.

La sola información de que una banda de atracadores, que incluía a ex miembros de los cuerpos del orden, se dedicaba a despojar de sus vehículos a choferes de autobuses que transitaban por el Este del país, y que asesinaron a por lo menos seis conductores, asusta.

La impunidad con que estas personas actuaban es algo increíble. Hacían grandes hoyos en donde lanzaban a los choferes de los autobuses, vivos o muertos, amordazados, imposibilitados de salir y allí morían -hay que suponer- en las condiciones más horripilantes que se pueda imaginar.

Las autoridades han dado con la banda y han obtenido nuevas informaciones sobre el modo en que operaba y lo que hacían con los más de 15 vehículos que de ese modo robaron.

Varios acontecimientos se han producido en carreteras del país, con participación de vehículos con personal armado, utilizando ropa militar, y despojan a los ciudadanos de los vehículos y las propiedades de valor. Las noticias sobre estos sucesos no pasan desapercibidas.

La embajada de los Estados Unidos acaba de notificar a los ciudadanos norteamericanos que no transiten en horas nocturnas por las carreteras dominicanas, y que si son amenazados o detenidos por vehículos con personal armados que no hagan resistencia, porque la vida vale más que cualquier objeto que deseen proteger. Los ladrones de las carreteras dominicanas están dispuestos a matar.

La Policía Nacional ha dicho que tiene el control de las carreteras, y que los hechos denunciados han permitido a las autoridades actuar con rapidez. Dijo la Policía, través de su vocero, que ha habido algunos operativos antinarcóticos y que por ello se explican movimientos militares en las carreteras.

Es bueno que la Policía Nacional aclare los incidentes que han ocasionado el temor, no sólo de la embajada norteamericana, sino de una gran parte de la población que siente cada día la amplitud de operaciones delictivas. Antes se realizaban robos de teléfonos, de carteras, penetración en casas inseguras, asaltos en plenas vías públicas. Ahora hay más atrevimiento, porque asaltantes en motocicletas interceptan autobuses públicos en las ciudades o vehículos privados en las carreteras.

Hay casos en que los criminales se visten con uniformes de la Policía Nacional o de alguna de las instituciones del Ministerio de Defensa. También utilizan armas largas, de uso exclusivo de los militares. Asusta la frecuencia con que miembros de la Policía o de las instituciones militares se integran como parte de bandas criminales, como ha ocurrido con la red de asesinos de choferes del Este del país.

Eso quiere decir que el crimen organizado amplía las opciones de sus actos, y lo hace porque cada vez teme menos a la efectividad de la autoridad o siente que son más amplias las posibilidades de resultar exitoso en sus diabluras.

La Policía Nacional debe reforzar sus métodos, ampliar sus perspectivas, y disponer de operativos preventivos que aseguren más las carreteras dominicanas.