Durante los cuatro períodos presidenciales del PLD el nombre de Pedro Vergés ha sido tan mencionado para el puesto de Ministro de Cultura como el nombre de Jorge Luis Borges para el Premio Nobel.
El que finalmente el nombramiento se decretara el 16 de agosto debió tomar de sorpresa hasta al mismo autor de “Sólo cenizas hallarás”. Se cuenta que el entonces embajador ante la OEA había estado hasta hacía muy poco en el país, pero que no le concedía ningún viso de realidad a su viejo deseo de ocupar el puesto de Ministro de Cultura.
Hasta la toma de posesión del antiguo y ahora nuevo presidente de la República, se daba por seguro la continuidad del incumbente José Antonio Rodríguez. Dos razones llevaban a tal suposición. La primera, por haber sido el más importante gestor cultural en la campaña de Danilo Medina, y la segunda, por la inminente agenda pendiente, las tres ferias del libro en este 2016.
La Feria Internacional del Libro es la mayor actividad cultural del Gobierno Dominicano. Es la época donde, según los indicadores del barómetro político, más suben los bonos de los gobernantes de turno. La visita de grandes figuras de la literatura, la celebración de multitudinarios conciertos artísticos y la integración de intelectuales de las más variadas tendencias políticas, le dan a la Feria un carácter único. Es un espacio ampliamente comunitario.
La celebración de la Feria del Libro ha sido el tema más discutido en este 2016 por habérsele concedido al Nóbel peruano Mario Vargas Llosa el Premio Internacional Pedro Henríquez Ureña, el mayor reconocimiento cultural que ofrece el Gobierno Dominicano a través del Ministerio de Cultura. No hubo medio informativo o esquina de las redes sociales donde no se volviese a discutir el célebre artículo de Vargas Llosa sobre nuestra relación con Haití y la desnacionalización de miles de ciudadanos dominicanos de origen haitiano. El tema se convirtió tan volátil, que incluso pesos pesados del Gobierno de Medina, como su vocero Rodríguez Marchena y el Ministro Gustavo Montalvo, tuvieron que distanciarse de la decisión del Jurado Internacional.
Por suerte para el Gobierno que las condiciones “técnicas” no permitieron la celebración de la Feria en abril de este año, pocas semanas antes de las elecciones. Razones técnicas –el acondicionamiento del Teatro Nacional-, le brindaron al entonces candidato Danilo Medina zafarse del zarandeo encabezado por la caverna más radical del neonaciolanismo dominicano. Mario Vargas Llosa aceptó las excusas y prometió volver a recoger su Premio en septiembre de este año.
Para la celebración de la Feria Internacional del Libro y la entrega del Premio “Pedro Henríquez Ureña” al discutido autor de “La Fiesta del Chivo” ahora no hay excusa oficial. O al menos eso creemos. O esperamos. O deseamos. Pero la nueva realidad del nuevo Ministerio de Cultura ahora nos lleva a serias dudas.
El equipo dirigido por José Antonio Rodríguez, que hasta el 16 de agosto ya tenía armada la Feria, ahora ha sufrido un preocupante jalón. Extraoficialmente hay voces de los nuevos directivos que han dicho que la Feria “la ven difícil”, alegando que “no hay tiempo”, “ni condiciones”. Del nuevo Ministro Vergés todavía no hemos oído nada. Esperamos, por lo tanto, su posición al respecto. El tiempo avanza, sin embargo. No celebrar la Feria en septiembre implicaría tres grandes comienzos en falso para las nuevas autoridades gubernamentales: no demostraría continuidad en el trabajo de sus instituciones, se convertiría en un nuevo hoyo financiero para el ya magro presupuesto nacional, y lo peor del caso: sería el desaire oficial para una figura como la de Mario Vargas Llosa, con consecuencias insospechadas para la imagen de nuestro país a nivel internacional.
Esperamos que estas líneas puedan servir de advertencia a las nuevas autoridades. De no inaugurarse el 17 de septiembre, entonces tendría que borrarse toda idea de hacerla en este año.