El país ganó con las gestiones en el Ministerio de Cultura de José Rafael Lantigua y José Antonio Rodríguez. Las ferias del libro eran acontecimientos culturales trascendentes, con casas editoriales extranjeras, intelectuales, artistas, escritores invitados que engalanaban esas ferias y que las convertían en los acontecimientos masivos y culturales más relevantes.

Con las nuevas autoridades, encabezadas por el ministro Pedro Vergés, el Ministerio de Cultura ha reducido el tamaño y el impacto de la Feria del Libro de Santo Domingo.

Previo a la feria del libro no fue posible realizar el festival internacional de Teatro de Santo Domingo, por que lo actores y actrices, dramaturgos, protestaron y tuvieron que sentarse con las autoridades del ministerio para programar de nuevo algunas de las actividades del festival. Es muy obvio el interés la actual gestión de Cultura por reducir los costos de las actividades a su cargo, talvez se deba a que el presupuesto que le otorga el Gobierno central no es suficiente.

Talvez se quiera ser lo más austero posible en el monto de la inversión pública en este renglón. Sin embargo, el Gobierno debe de entender que la promoción de la cultura está vinculada con la educación, y que esa promoción tiene un costo. Es necesario pagarlo. Es una inversión necesaria y útil

En la feria del libro no han podido ser invitados intelectuales de renombre, tampoco han podido llegar para instalarse como antes las casas editoriales extranjeras. Los viejos atractivos que convirtieron la feria del libro en un acontecimiento extraordinario, han ido quedando como parte de la historia.

Talvez se quiera ser lo más austero posible en el monto de la inversión pública en este renglón. Sin embargo, el Gobierno debe de entender que la promoción de la cultura está vinculada con la educación, y que esa promoción tiene un costo. Es necesario pagarlo. Es una inversión necesaria y útil. Si lo comparamos con los gastos estatales en viáticos de funcionarios, o en compra de vehículos de lujo, los 180 millones de pesos en la Feria del Libro eran sencillamente insignificantes.

Las ferias del libro son actividades masivas. Y además de promover el conocimiento, sirven de esparcimiento y distensión. Promueve a los artistas, a los editores, a los jóvenes atraídos por la poesía y por la prosa, a los intelectuales, el debate del pensamiento, la cultura de la tolerancia, el diálogo social, político, económico, gastronómico. No hay razones para reducir la feria a un acontecimiento casi sin costo.

El Ministerio de Cultura, luego de cerrada la Feria del Libro 2018, deberá reflexionar sobre qué hacer en el futuro para recuperar el fulgor de estos eventos, reconquistar el interés del público, y servir de aliciente para los editores en ciernes, los autores jóvenes y para que el negocio del libro sea algo relevante aún en esta época en que las principales librerías dominicanas han ido cerrando sus puertas.

Talvez se deba ir pensando seriamente en las ediciones electrónicas de libros, que son el futuro de las publicaciones, pese a lo mucho que amemos el papel y la tinta.

Al Ministerio de Cultura le corresponde la promoción del libro. Incluso, recordemos que tenemos una ley del libro y la lectura. Y que la Editora Nacional, dotada de los recursos necesarios, sea también parte de las instituciones estatales que se fortalezcan con cada feria que se celebre de aquí en adelante.

Es una oportunidad para rectificar, es una reflexión para que la cultura se promocione y que el ministerio tenga más espacios y mayor aceptación entre los activistas de la cultura y en la sociedad.

Necesitamos que la Feria del Libro de Santo Domingo tenga el vigor y los atractivos del pasado.