Solo una imaginación enfermiza puede mantener viva la idea de que los descendientes de las familias Rosario Diaz son herederos de una gran fortuna, vinculada a los terrenos donde se encuentran las operaciones mineras de la empresa Barrick Pueblo Viejo.

Ha pasado mucho tiempo y siguen las manifestaciones públicas de los supuestos descendientes de las familias Rosario y Díaz, reclamando un dinero que supuestamente habría sido depositado en manos del Banco de Reservas. Varias veces ha tenido esta entidad financiera que aclarar la inexistencia de tal fortuna.

Esta semana Banreservas ha emitido un último comunicado, reservándose el derecho de proceder judicialmente contra quienes divulgan la especie de que esa institución tiene una gran cantidad de dinero depositada para ser recibida por los descendientes de las familias Rosario y Díaz.

Ha dicho el Banco de Reservas que son “rumores infundados y carentes de veracidad que han creado falsas expectativas sobre el supuesto recibo de depósitos a favor de la familia Rosario (…)”. Y advierte, nueva vez, que “se reserva el derecho de proceder legalmente contra los mismos en vista de que dichas actuaciones afectan la credibilidad” de la institución bancaria.

Otra de las instituciones públicas que ha tenido que intervenir ha sido el Ministerio de Energía y Minas, que ha ofrecido la documentación sobre el origen de la propiedad de los terrenos en que se asientan las operaciones de Barrick Pueblo Viejo, y que sobre los mismos no existe ni ha existido otra propiedad que no sea la que corresponde al Estado Dominicano.

El Ministerio Público comenzó una investigación sobre el tema. Ha pasado el tiempo y no se ha presentado una conclusión. Quienes obtuvieron beneficios con esta especie deben ser investigados y están en la obligación de responder por sus actos. No se trata sólo de crear una ilusión, sino de haber obtenido beneficios con esa falsa historia. Miles de personas se han movilizado y entregado copias de sus documentos personales de identidad. Algunos han viajado desde lugares del exterior, como Estados Unidos y Europa, con la falsa versión de que son propietarios de una fortuna en tierras dominicanas.

Es una historia que ha corrido mucho y que las autoridades deben parar. La forma de hacerlo es actuando judicialmente contra los que han esparcido esa especie fantasiosa. Historia como esas sólo son posibles en una sociedad marcada por la falta de educación y la miseria, en donde miles de personas andan buscarse agarrarse de la más mínima esperanza de conseguir fortuna. Explotar esas venas es una de las villanías más deleznable y miserable.