Roberto Rodríguez Estrella, presidente de la Fundación de Crédito Educativo APEC, acaba de revelar que apenas 3 de cada diez estudiantes que inician el bachillerato puede ingresar a la universidad en la República Dominicana.

El dato es contundente y refleja las serias deficiencias que tiene el sistema educativo dominicano, que es un colador pero no de las deficiencias que pueden tener los estudiantes, sino de sus condiciones económicas y sociales.

Quien no tiene posibilidades de matricularse en la universidad, aún sea la pública, se queda sin formarse profesional y técnicamente. Un país con esas características no puede echar adelante, no tiene posibilidades de avanzar. Aquí se habla de que tenemos una universidad “del pueblo”, la autónoma de Santo Domingo, que recibe a los estudiantes de todos los estratos sociales y de todos los rincones del país, que cuenta con extensiones en las regiones y que cobra barato el crédito educativo.

¿Existe una política de educación superior en la República Dominicana? Pareciera que no. FUNDAPEC, que es una entidad privada que brinda créditos a los estudiantes de bajos recursos, considera que el sistema de educación superior es excluyente y costoso.

El dato ofrecido por Roberto Rodríguez Estrella es que una carrera universitaria, sólo por matriculación, cuesta entre 200 y 800 mil pesos, sin incluir los costos de hospedaje, transporte y alimentación, así como la compra de materiales educativos.

Es irracional lo que ocurre con la Educación Superior. Tenemos un Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología que muy bien ayuda al financiamiento de ciertas carreras en el exterior. ¿Y qué ocurre con la educación superior en el país?

La UASD no sale de su letargo, con carreras desfasadas, con un deterioro de la formación y calificación de sus maestros, con un presupuesto exiguo, que no alcanza para emprender proyectos renovadores, y cada año pide y reclama un mayor presupuesto, que el gobierno prefiere entregar a la Oficina Supervisora de Obras del Estado.

Mientras tanto, el Presupuesto Nacional incluye financiamiento multimillonario para las universidades privadas, sin que se sepa existan planes y programas dirigidos a fortalecer programas estatales, vinculados a la estrategia nacional de desarrollo. El Estado debió asumir las deudas con el BID de dos prestigiosas universidades privadas. Pero la educación superior, pública y privada, es excesivamente costosa.

Se puede alegar, y con razón, que pagar un colegio privado, de educación inicial o primaria, cuesta más que una universidad. Es cierto. Es parte de la irracionalidad que tenemos en el ámbito educativo. La misma legislación que regula la educación superior sigue siendo confusa, y nuestras universidades, todas, están muy lejos de alcanzar a las medianas instituciones de educación superior del continente. Los ranking universitarios regionales ni siquiera las consideran.

El presidente de FUNDAPEC ha señalado cuatro retos importantes para la educación superior, que los incluimos aquí: 1-El necesario aumento de la cobertura de la educación superior 2-Sustanciales mejoras en la calidad para reducir las brechas con relación a los países desarrollados, 3-Sustanciales aumentos en la inversión en investigación e innovación, 4-Globalización de las economías y, como consecuencia, internacionalización de la educación superior, lo cual conlleva la necesidad de formar más profesionales en el exterior.

Alguien tiene que asumir el reto de protagonizar la reforma de la educación, en primer lugar, aportando los recursos que requiere, y en segundo lugar poner toda la atención y los recursos que demanda la educación superior, para que en algún momento comience a vincularse con los planes de desarrollo nacional. Ahora no existe ese vínculo, lamentablemente.

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