El primer ministro de Haití, Ariel Henry, encontró fuerzas para designar un nuevo gabinete de su gobierno, y tomó la sabia decisión de excluir de su equipo ministerial al señor Claude Joseph, hasta este 24 de noviembre Ministro de Relaciones Exteriores y de Cultos.

Joseph es un activista político al servicio de sí mismo y su proyecto político, y cercano del ex presidente Michael Martelly. Era quien ocupaba el puesto de primer ministro en el momento en que el presidente Jovenel Moise fue asesinado. El presidente ya había anunciado su destitución y la designación de Ariel Henry para sustituirle el 8 de abril de 2021. El presidente fue asesinado la noche del 7 de abril.

Ariel Henry quiso fortalecer un proyecto de gobierno y organizar las elecciones congresuales y presidenciales, como era su mandato. En Haití desde el 7 de abril no hay presidente, y la Constitución no contempla otra cosa, a falta del presidente, que la convocatoria de elecciones, ante la ausencia de una persona que ocupe la vicepresidencia.

El nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Haití es Jean Victor Geneus, en sustitución de Claude Joseph.

En una situación normal el cambio parecía necesario. Eran muchos los problemas que había creado este funcionario a la gestión -una muy débil gestión, hay que reconocer- de Ariel Henry. Pero en Haití no hay presidencia, no hay Congreso, no hay justicia, y todo marcha forzado por las urgencias, con el control de una gran parte de la capital por parte de las bandas armadas, especialmente las que integran el G9, que dirige Jimmy Cherizier, alias Barbecue. L atragedia de los secuestros tiene a ese país de rodillas ante los delincuentes.

Pero más que las declaraciones agresivas contra la República Dominicana, Joseph tenía otros problemas que el presidente Henry había detectado, y que representaba un serio peligro para su efímero gobierno y para el conjunto de la sociedad haitiana.

Joseph hizo declaraciones agresivas contra la República Dominicana, y las reiteró la pasada semana, con otro tema delicado para los dos países: el desvío del cauce del río Masacre para usufructo exclusivo de un empresario y ex senador de ese país. La impresión que ha quedado es que el cambio del gabinete tiene que ver con estas declaraciones provocativas de Claude Joseph. Los datos que han circulado en Haití, y que han llegado hasta República Dominicana indican otra cosa. Si hay posibilidad de investigarlo o no, es asunto de Haití, pero todo el mundo sabe que en Haití no hay justicia, si a cinco meses después se sabe nada sobre quién o quienes planearon y ejecutaron la muerte del presidente Moise.

A finales del 2020 el gobierno de Haití, con Moise como presidente y Joseph como primer ministro, Haití inauguró un consulado en la remota ciudad de Dahkla, en el sur de Marruecos. Con esa apertura Marruecos “buscaba” promover el turismo, el comercio y las inversiones en esa región, que se encuentra en disputa con el Frente Polisario (Sáhara Occidental). Se trata de 270 mil kilómetros cuadrados de desierto, con escasa población, y que Marruecos se atribuye desde los años 70 del siglo pasado.

Pero la realidad es que Marruecos ha desarrollado una estrategia para lograr el reconocimiento internacional, convenciendo y pagando a “amigos” para que destaquen delegaciones en un lugar casi sin población y sin servicio de nada. Por eso Haití abrió un consulado en la ciudad de Dahkla, pero a cambio de la suma de 2 millones de dólares y otros beneficios colaterales. El propio primer ministro viajó a Marruecos en un avión privado de la monarquía, para estar presente en la “inauguración del Consulado de Haití”, en una ciudad perdida en el desierto de Sáhara Occidental.

Al retornar de Marruecos en el avión de la monarquía, Joseph quiso que se hiciera una escala en Madrid, pero la petición no fue aceptada por los pilotos de la aeronave. El invitado traía maletas, se ha dicho. A los fines de la estrategia marroquí ya el consulado había sido instalado e inaugurado, y posteriormente fluyeron informaciones que se conocieron en Haití sobre el modus operandi de sus principales funcionarios, incluso a espaldas del presidente Moise.

Ariel Henry tiene poca fuerza política e institucional, y carece de un partido político, y no puede hacer nada sobre las bandas y tampoco sobre los corruptos que han conspirado en su contra. Lo que sí sabemos es que Claude Joseph no podrá seguir utilizando la posición del gobierno haitiano para crear imagen presidenciable o incitar el odio entre los dominicanos y los haitianos.