El presidente Danilo tiene toda la razón cuando ha señalado que el sistema de partidos políticos de República Dominicana está amenazado por la ausencia de controles, disciplina interna y falta de principios, en donde “nadie cree en nadie”, y la verdad es que las presentes elecciones han roto todos los parámetros de ausencia de principios en casi todos los partidos y sobre todo en los mayoritarios.
Lo primero que ocurrió fue el abandono por parte de los partidos de la selección de sus candidatos a través de primarias en las que votaran los miembros de cada partido para hacer realidad el concepto de democracia interna que manda el artículo 216 constitucional y por el contrario ha primado para dicha selección los acuerdos de las cúpulas y las encuestas, éstas últimas sin ningún tipo de control.
Es cierto que el PLD hizo algunas excepciones sobre todo en el plano municipal y el PRM escogió a su candidato presidencial a través del voto de las bases, pero el balance general en todos los partidos es sencillamente deprimente.
Como “nadie cree en nadie” y “todo el mundo anda buscando lo suyo”, desde temprano comenzó el transfuguismo, causado por el descontento de aquellos que quedaban fuera de los acuerdos. De esta manera, Milciades Franjul, diputado por el PLD, renunció a su partido y pasó al PRM porque éste último le garantizaba la candidatura a senador por la provincia Peravia, que no pudo obtener en su partido. Los casos de este tipo se han multiplicado como la verdolaga.
José Montás hizo lo mismo cuando perdió de Nelson Guillen la candidatura a alcalde por San Cristóbal, y se pasó al PRM, que le cedió dicha candidatura por ese partido a expensas de los militantes perremeistas que aspiraban a la misma. El caso de Montás es doblemente penoso pues pertenece a una familia que se ha identificado toda la vida con el PLD.
Los dos últimos casos son realmente novelescos. El primero, el de Rafael Suberví Bonilla, que aspiraba a la candidatura a alcalde por el PRM en el Distrito Nacional, y logró que un grupo de dirigentes del Comité del Distrito Nacional lo propusieran como candidato y sin tener un acta en el que quedara plasmada la decisión del Comité, quiso imponer esa “solicitud” como si fuera una decisión, sin tomar en cuenta, además, que el consenso para escoger candidatos que exige el estatuto del PRM en su artículo 103, literal d), debe estar formado “entre las direcciones nacionales y locales” y no solo por una de ellas. Sin embargo, Suberví obtuvo una sentencia a su favor en el Tribunal Superior Electoral y pretendió imponerla en el PRM, olvidando que ninguna candidatura es válida si no está aprobada en una convención de delegados.
Ante la realidad de que no tendría éxito imponiendo su candidatura, Suberví se marchó del PRM nada menos y nada más que hacia el PRD, olvidando sus discursos contra Miguel Vargas Maldonado. En una ocasión le llamó malagradecido, carente de calidad moral, y le acusó de morder la mano que le dio de comer (http://www.diariolibre.com/noticias/suberv-llama-malagradecidos-a-miguel-vargas-y-a-su-equipo-BNDL279585). Los políticos han perdido hasta la capacidad de sonrojarse pues nada les avergüenza.
El último cambio, también de novela, trata del senador Félix Vásquez, por Sánchez Ramírez, quien renunció a PRSC debido al pacto de dicho partido con el PRM y lo lógico es que se inscribiera en el PLD, partido al cual ha estado adscrito en los últimos años, por lo menos en los hechos. Sin embargo, para sorpresa de muchos, se inscribió en el PRD. ¿Por cuál razón? ¿Por una de principios? Para nada, pues los principios ya no rigen la política. Si se inscribía en el PLD perdía su posición como miembro del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), en razón de que este organismo tiene dos senadores y la Constitución manda que deben ser de partidos diferentes.
Lamentablemente el senador Vásquez parece que leyó la Constitución de 1994, que fue la que creó el CNM con la regla de que el presidente del senado será miembro del CNM y el otro senador debe ser de un partido distinto, pero ocurre que la Constitución de 2010 modificó esta regla para agregar que ese otro senador no puede pertenecer al mismo bloque de partidos que el presidente del senado y debe pertenecer a la segunda mayoría. Como el PLD y el PRD van en bloque a las próximas elecciones, y parece que el senador Vásquez será candidato de ambos partidos por su provincia, a partir del 16 de agosto de 2016, si gana las elecciones, no podrá seguir como miembro del CNM, excepto que Cristina Lizardo pierda su curul, lo que es difícil que ocurra, y como con toda seguridad seguirá en la presidencia del senado, habrá que buscar otro senador que no pertenezca al PLD y no haya ido aliado a éste, descartando también al PRD.
Lo más triste de todo es que los líderes de los partidos promueven esta práctica transfuguista y la defienden alegando que ocurre en todos los partidos, como si un crimen repetido muchas veces dejara de ser crimen. Otros toleran esta práctica atribuyendo responsabilidad tanto el tránsfuga como al partido que lo recibe y enarbolan la frase “donde compran, venden”. Tanto el que compra como el que vende son responsables y toda la sociedad debería condenarlos en vez de consolarse con la idea de que todos lo hace.
Los partidos políticos están cavando y no es una trinchera sino una fosa profunda donde serán enterrados por la ambición y la falta de principios de sus líderes.