Aparte de las medidas tradicionales de persecución del crimen organizado y de la violencia, el gobierno no tiene una política para enfrentar la creciente ola de criminalidad y delincuencia en los diversos puntos del país en los que afectan las labores productivas y el sosiego de las familias.

La peligrosidad de las calles es creciente. Una nueva forma de atracos está afianzándose en la capital, por ejemplo, fuertemente vinculada con violencia ejercida, disparos incluidos, contra personas de clases altas y medias que utilizan restaurantes conocidos de la ciudad en horas de la noche.

Esta semana la zona industrial de Haina acaba de dar cuenta de la forma en que se ha incrementado en crimen en esa laboriosa comunicad y está reclamando al gobierno que declare el estado de emergencia, no por un fenómeno de la naturaleza, sino por el incremento del crimen y los asaltos, incluyendo robo a mano armadas en horas del día contra empresas reconocidas y establecidas.

Flavio Rodríguez, presidente de la Asociación de Empresas Industriales de Haina ha dado la voz de alarma. “En la comunidad de la Zona Industrial de Haina nos sentimos consternados, indefensos e impotentes por el estado de arrabalización y abandono que padece la zona así como por la indiferencia de las autoridades correspondientes ante el creciente deterioro de la seguridad pública derivado del auge de los atracos, asaltos y robos que se vienen perpetrando en la misma”.

Describen un estado de zozobra. Y lo mismo está ocurriendo en muchas otras comunidades. En Internet circula un video captado por una cámara de seguridad en un centro de telecomunicaciones en Bonao, el pasado 24 de agosto, en que un grupo de delincuentes armados penetró asaltó el lugar, recluyó en un lugar cerrado a todos los clientes y se llevó dinero, equipos y otras propiedades.

Y no se trata de que la sociedad tenga la percepción de que hay más inseguridad. Es que la inseguridad es mayor y es creciente. En varios restaurantes de la capital, de los que utilizan las personas de clases altas y medias, hay asedio contra los clientes cuando salen de los mismos y se dirigen a sus casas. Los delincuentes les dan seguimiento y al momento de entrar a sus residencias los asaltan, los agraden y les quitan las pertenencias. Algunos han recibido impactos de balas, han sido agredidos físicamente o han sido víctimas de un intento de secuestro.

Acento preguntó esta semana a sus lectores si realmente perciben que hay un incremento de la criminalidad y la inseguridad ciudadana o si entienden que se trata de un problema de percepción, y en lo que lleva el contador hasta el momento en que se escribe esta nota, el 95% de los que han respondido sostienen que es crecimiento real y apenas un 5% piensa que es percepción. No es un conteo científico, pero sirve de muestra de por donde anda la percepción del público que utiliza el Internet.

Las autoridades tienen la responsabilidad de brindar seguridad a los ciudadanos, de ofrecer una atención preventiva a estos problemas de inseguridad y de poner en práctica una política que permita la buena coordinación entre el Ministerio Público, el Poder Judicial y la Policía Nacional, para que los delincuentes no se salgan con la suya, y para que los ciudadanos puedan circular con libertad y sin temor.