¿Cuáles cambios se han producido en la sociedad dominicana entre el 27 de junio del 2005 y el 30 de agosto del 2011?

Sin duda, en cinco años hemos avanzado significativamente. Por ejemplo la deuda externa dominicana pasó de 6,700 millones de dólares en el 2005 a 16,000 millones de dólares en el 2011, sin incluir la deuda cuasi fiscal del Banco Central.

Ha aumentado en número de empleados en la administración pública, que en el 2005 casi rondaba los 400 mil, y en este momento sobrepasa el medio millón de empleados.  Ha aumentado el desorden con los salarios de los funcionarios públicos, que se autoasignan salarios que no se corresponden con los resultados esperados, y nadie hace caso a la propuesta de ley para regular ese tema formulada por el Ministerio de Administración y Personal.

En esos años ha aumentado el tráfico de drogas, el tráfico de personas, la propensión de las autoridades para hacerse las indiferentes ante los graves problemas que padece la sociedad dominicana, con el aparente y único consuelo de que en otros países de la región las cosas están peor.

Lo que sorprende es que a pesar de los niveles en que se encontraba la corrupción en la administración pública y en el país en el 2005, como describe el último cable de la embajada de los Estados Unidos, dado a conocer como parte de los papeles de Wikileaks, todavía hoy tengamos niveles de corrupción muy altos y no se haya sentado precedentes, no se haya llevado al banquillo de los acusados a importantes figuras de la administraci{on pública o de los órganos de poder, y que la sociedad continúe sin movilizarse para detener el corruptómetro en la sociedad dominicana.

Da vergüenza leer un cable como el dado a conocer ayer. Y que un embajador pueda describir algo tan crudamente como lo hizo Hans Hertell. Se escribió para que se mantuviera oculto, solo para los ojos de las autoridades del Departamento de Estado. Conocerlo ahora, cinco años después, debe abrir los ojos a la sociedad dominicana sobre los niveles a los que hemos llegado.

La corrupción toca todos los estratos de la sociedad.  Lo más perturbador, sin embargo, es el alto nivel de corrupción de parte de empresarios, funcionarios gubernamentales, y miembros de la judicatura. Evidencia anecdótica sobre este tipo de corrupción se escucha en cada rincón en la calle y en cada reunión en el país.  Obtener pruebas y condenas es un asunto distinto.  En un estudio financiado por la USAID, una organización de la sociedad civil dominicana documentó 227 casos de corrupción que entraron al sistema judicial entre 1983 y 2003.  De esos casos, sólo uno resultó en una condena (que luego fue desestimada en apelación) y solamente seis fueron llevados a juicio”.

El documento es perturbador. Un país que llega a ser descrito de ese modo tiene que, mínimamente, hacerse el propósito de cambiar. La descripción debe llamar la atención de los gobernantes, porque es a ellos a quienes describen estos documentos.

Las AFP, la industria bancaria, el sector financiero y la prensa están afectadas por las normas de la sociedad dominicana.  La corrupción es un modo  de vida en República Dominicana”.

Son punzonadas sobre el espíritu noble y sacrificado del pueblo dominicano. Cada palabra que se coloca en este informe es como un dedo presionando una llaga purulenta. Y apesta. El cuerpo social dominicano luce putrefacto, postrado, gobernado por gente sin sensibilidad y sin responsabilidad para cambiar la fiesta con los recursos del país hacia un compromiso solemne para reducir la miseria, mejorar la educación y ayudar a los productores del campo a parir más alimentos.

Aunque Hertell no es un escritor reconocido, y aunque mucha gente lanza duras críticas sobre muchas de sus actuaciones como funcionario y luego como lobista privado, hay que destacar su gran capacidad para describir los males sociales del país, y en particular la corrupción. Hertell tuvo la virtud de retratar con palabras precisas, muchas veces más descriptivas y punzantes que las utilizadas por cualquier narrador de experiencia, la corrupción que se enseñorea sobre la sociedad dominicana.