El Partido Revolucionario Dominicano está envuelto en un proceso eleccionario interno que pone en evidencia el nivel de penetración de los partidos en la sociedad. Esa elección pareciera involucrar a mucho más personas que los inscritos en el padrón de ese partido.
Es lamentable que la Junta Central Electoral no haya querido ejercer el papel que le corresponde, como ente de mediación y de vigilancia de una organización política que recibe fondos del Estado, precisamente a través del órgano electoral.
Los partidos son entidades privadas, pero tienen un altísimo interés público. Y desde hace algunos años deben tener una supervisión más eficiente, porque se administran con mucho dinero del erario público.
El PRD tiene una campaña interna que pareciera una elección a una posición pública de primer orden. El domingo los perredeístas escogerán a su candidato presidencial para las elecciones del 2012. Ha sido una tarea difícil para la Comisión Nacional Organizadora poner orden, disciplina y regular los ánimos de los candidatos y de sus seguidores.
Hasta el momento se ha desarrollado una campaña electoral educada. Los candidatos han expresado libremente sus pareceres y han recorrido el país en búsqueda del apoyo de los perredeístas y los no perredeístas no inscritos en ninguna otra organización política.
Le deseamos suerte. El país necesita partidos políticos organizados, bien dirigidos, con base firme en la sociedad, con deseos de cumplir sus postulados programáticos y programas de gobierno.
Es una señal positiva para el país que uno de sus grandes partidos cuente con líderes dispuestos a firmar un pacto entre caballeros, como ocurrió este jueves
La Comisión Organizadora de la Convención del PRD puso empeño en que los dos candidatos firmaran un acuerdo entre amigos, o pacto, para mantener la unidad, el respeto y el deseo de llevar su partido al poder, independientemente del resultado de la convención. Favorezcan los electores a cualquiera de ellos.
Es una señal positiva para el país que uno de sus grandes partidos cuente con líderes dispuestos a firmar un pacto entre caballeros, como ocurrió este jueves, cuando Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía firmaron un documento para respetar los resultados de la convención.
El ejemplo es también para los militantes de esa fuerza política. Nadie tiene derecho, ni cuenta con aval, bajo ninguna circunstancia, para ejercer la violencia en la convención o empañar la fiesta democrática perredeísta.
Todos debemos aceptar que las contradicciones normales, entre los partidos y en otros ámbitos, se suelen dirimir en el marco de la civilidad, sin desgarramiento, sin enturbiar un esfuerzo político que ha involucrado muchos recursos y una gran cantidad de fuerza de trabajo, por muchos meses y con muchísimo dinero.
Que les vaya bien a los perredeístas en su convención.