La educación ha sido la perla de la administración del presidente Danilo Medina. Del mismo modo que la corrupción se ha convertido en su pesadilla.

El presidente Danilo Medina y su gobierno se preparan para anunciar el fin del analfabetismo en la República Dominicana. Cuando se haga ese anuncio será motivo de una gran celebración, y entonces podrá decirse, a boca llena, que esto es lo que nunca se había hecho.

Los programas de alfabetización, conjuntamente con el programa Quisqueya Empieza Contigo, y con el otro eje relevante Quisqueya Aprende Contigo, el gobierno ha puesto su empeño en conseguir la alfabetización de más de 700 mil personas, lo que representa una verdadera revolución en la educación y en la inclusión social en el país.

El impacto de ese anunció será social y políticamente importante. La Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia de la República ha sido la responsable de esos programas, conjuntamente con el Ministerio de Educación. Adicionalmente, a este programa se vinculan las Estancias Infantiles que se siembran en diversos lugares.

El presidente y candidato Danilo Medina obtendría un triunfo político al anunciar el fin del analfabetismo. Pero hay un problema.

La continuidad educativa sigue siendo un punto débil del programa. El presidente de la República lo dijo muy claro al lanzar estos proyectos. No tiene sentido alfabetizar a más de 700 mil personas, si al mismo tiempo no se les acompaña para integrarse en labores productivas, para que tengan una práctica en su vida que les ayude en su transformación y en el cambio social y económico. El presidente Medina prometió la continuidad educativa como un modelo de inserción al trabajo, como una forma de mejorar las condiciones sociales y materiales de los alfabetizados, y como una manera de evitar que lo aprendido se quede en una mera promesa.

La educación implica una transformación personal y social. La alfabetización es la ruptura con una traba social y económica. Y si el gobierno no acompaña la alfabetización de la continuidad educativa todo cuanto se ha invertido en este esfuerzo se perderá. Será un fracaso extraordinario. Se habrá robado el tiempo a las personas y el dinero al país para alfabetizar a más de un millón de personas que no saben qué hacer con el mero aprendizaje de leer y escribir. Esa es la realidad. La alfabetización es una liberación.

Si no hay continuidad educativa el programa de alfabetización será un fraude mayúsculo. Por tanto, insistimos en que la política clientelista, tan presente en los programas sociales del gobierno, no sea otra vez quien se apropie de las buenas intenciones del gobierno y de las ansias de superación de la sociedad.

El gobierno tiene que poner seriedad en la continuidad educativa. Tener los planes de qué hacer para evitar la frustración de los alfabetizados. Hay personas que comenzaron a salir del analfabetismo desde hace dos años, y que todavía no tienen nada nuevo de parte del gobierno. No han visto cumplirse las promesas del presidente de la República.

Hay que evitar la tentación de las elecciones para anunciar como un éxito el fin del analfabetismo, para tener impacto electoral. Si no hay continuidad educativa la frustración será muy grande, como ya está sintiéndose en una parte de la comunidad beneficiaria, que no ve ni tiene esperanzas de ver los talleres, los trabajos, las oportunidades que se le abren como consecuencia de su aprendizaje.

Antes de que termine el año 2015, y antes de que el gobierno empiece la carrera para presentar el gran éxito del fin del analfabetismo, sugerimos que se aseguren los recursos y los programas para darle apoyo a los analfabetos alfabetizados recientemente, en los últimos dos años. De no ser así, la frustración será muy grande y muy costosa, y en vez de una revolución educativa y la transformación de vidas, tendremos una enorme frustración colectiva y una gran mentira en las políticas inclusivas del gobierno. Manos a la obra, para no frustrar la vida de más de 700 mil ciudadanos y ciudadanas.