Una reflexión de las mujeres de la redacción de Acento

Conmemorar el Día Internacional de la Mujer es como tomar un jugo agridulce. El 8 de marzo enaltece, ilusiona y despierta el afán por recordar los nombres  de muchas mujeres que han hecho valiosos aportes a la sociedad y se borraron en la historia como si nada.

En un ambiente políticamente turbio y deshonrado, recordar las caras y acciones de las mujeres que, aun cuando eran escuchadas por pocos, gritaron con más fuerza, nos hace valorar con mayor ímpetu el hecho de que las voces que hoy en día lideran la vocería de la juventud dominicana en el movimiento que busca transparencia política y participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, son de mujeres, decenas de ellas bombardeadas por las autoridades en medio de una protesta pacífica.

La política ha cambiado mucho en nuestra sociedad, y el rol de las mujeres es cada día más preponderante y significativo tanto en los hogares como en la sociedad en general.

163 años después de la tragedia que dio pie a la conmemoración del día Internacional de la Mujer, podemos decir que hemos logrado romper muchas barreras, pero otras tantas entorpecen el camino de la mujer hacia esa gran equidad por la que siempre hemos luchado.

Dentro de la política misma, a la mujer le son vulnerados sus derechos y arrebatados sus intentos de logros.

Vivimos un momento de crisis política fuerte en nuestro país, un momento en el que una de las principales líderes, ha sido atacada por no seguir los pasos de su marido y renunciar a sus planes personales.

Hemos avanzado mucho, pero jamás lo suficiente como para reconocer que una mujer puede decidir militar y tratar de crecer y volar hasta donde sus alas se lo permitan, dentro  de un partido político distinto al de su compañero de vida.

Como sociedad vamos dando un paso adelante y dos atrás.  En República Dominicana seguimos luchando para que cerca de un centenar de mujeres no sean asesinadas cada año, batallando para que se despenalice el aborto en tres causales, luchando para eliminar la discriminación salarial y que las mujeres trabajadoras no sean peor pagadas que los hombres.

El rol de la mujer en la sociedad dominicana,  en un gran porcentaje machista, es digno de admiración y respeto. Desempeñamos diferentes roles logrando  con éxito la mayoría de cosas que nos proponemos.

Sin embargo, la mujer sigue teniendo una imagen de debilidad que no necesariamente se ajusta a la realidad.

Pero la lucha continuará, no descansaremos hasta acabar con los prejuicios, los acosos de los que podemos llegar a ser víctima y las limitaciones que nos intentan imponer por el hecho de ser mujer.

La mujer dominicana se caracteriza por ser trabajadora incansable, formadoras de hombres y mujeres que luego entrega a la sociedad, capaz, administradora, en fin, multifacética por demás.

Pero insistimos en que debemos seguir batallando por más espacios dentro de la política, el mundo empresarial, la justicia, y todos los demás estamentos desde donde podamos crear cambios que sean de provecho para todas las dominicanas.