El Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODUSU), bajo la dirección de su rector Julio Sánchez Mariñez, acaba de poner a circular siete textos clásicos dominicanos, no solo para que sean utilizados por sus estudiantes, futuros maestros, sino para que sean utilizados por bibliotecas, centros de formación y profesionales que, hasta ahora, no han tenido acceso a estos libros que recogen, como historia, como ficción o como relatos, la esencia de la dominicanidad.
En un concurrido acto realizado en el Banco Central, el ISFODOSU se vistió de gala la noche de este martes al entregar a la sociedad dominicana libros que habían desaparecido de las bibliotecas y que, de algún modo, una parte de ellos estaba fuera del alcance de los interesados en conocerlos.
Estudiantes, aspirantes a maestros, profesores, profesionales y público en general requieren libros clásicos dominicanos, que apenas se les menciona en los debates intelectuales o en las presentaciones que se hacen cada miércoles en la Academia Dominicana de la Historia, en las actividades de los Bibliófilos y del Archivo General de la Nación. La selección que se ha hecho ha sido fruto de un equipo de intelectuales, que en discusiones bien llevadas, han tomado la decisión de incluir aquellas obras que se consideran esenciales en la literatura dominicana y que están fuera del alcance de los reclamos de derecho de autor.
Cada una de las obras contiene una presentación e invitación a la lectura escrita por intelectuales, de diversas áreas, que analizan el texto, ponderan el contexto en que fueron escritas y nos hablan de la historia de sus autores. Se trata de un esfuerzo intelectual y bibliográfico que va mucho más allá que la publicación de libros para ser distribuidos.
Over, por ejemplo, de Ramón Marrero Aristy, excelentemente editada, cuenta con un prólogo del intelectual José Mármol, con reflexiones sobre las circunstancia en que la obra fue escrita y ponderaciones sobre las implicaciones sociales, económicas y políticas de esa extraordinaria novela. La Fantasma de Higuey, de Francisco Javier Angulo Guridi, un libro agotado desde hace ocho tiempo, difícil de encontrar en las pocas librerías que aún sobreviven, o en las bibliotecas, acaba de ser incluido como uno de los clásicos del ISFODOSU, con una presentación de Ruth Nolasco, la única hija de Sócrates Nolasco y doña Flérida de Nolasco, quien además ponderó con maestría y claridad esta novela de 1857, probablemente la segunda escrita, después de El Montero, de Pedro Francisco Bonó.
Precisamente de Sócrates Nolasco fue puesto a circular nuevamente su libro Cuentos Cimarrones, con presentación del intelectual José Rafael Lantigua. Esta obra nace de la tradición oral dominicana, de los llamados cuentos de camino, que fueron recogidos por el autor, quien les dotó del tratamiento artístico, de su estilo, que al final terminaron convirtiéndolo en uno de los libros clásicos dominicanos, en el ámbito de la narrativa.
A Raymundo González le correspondió presentar la primera novela dominicana, escrita por Pedro Francisco Bonó, titulada El Montero, y publicada por primera vez en Francia, por capítulos, con una de las más hermosas descripciones de la belleza campestre dominicana, en particular de la zona del Cibao, describiendo con destreza una actividad que terminó por desaparecer, a la que se dedicaba una gran parte de los campesinos dominicanos a mitad del siglo XIX. González es uno de los más profundos conocedores de la obra de Bonó, y sin duda que la única novela que escribió el considerado padre de la sociología dominicana, con apenas 25 años, es una pieza excepcional para los interesados en conocer la idiosincrasia dominicana.
De don Virgilio Díaz Grullón fue incluido en la colección su libro, y puesto a circular la noche de este martes, su libro Crónicas de Altocerro, con prólogo de José Alcántara Almánzar. Los palabras de Alcántara se convirtieron, además de un análisis de la obra cuentística y novelística del autor, en un testimonio personal sobre la calidad humana, la capacidad de hacer empatías y la firme vocación de justicia social y de colocarse al lado de los desamparados del doctor Díaz Grullón.
Fueron puestos a circular también La Sangre, de Tulio Manuel Cestero, una novela fundamental para entender el abuso de poder en la dictadura de Lilís, con presentación del doctor Roberto Cassá, quien por razones de salud no pudo estar presente. Tampoco estuvo presente Miguel Angel Fornerín, dominicano residente en Puerto Rico, quien tuvo a su cargo la presentación de la obra Guanuma, de Federico García Godoy, también autor de la novela Rufinito y del ensayo histórico El Derrumbe.
Las tres obras que faltan por poner a circular, en esta primera colección narrativa, son Carlas a Evelina, de Francisco Moscoso Puello, con prólogo de Soledad Alvarez, Enriquillo, de Manuel de Jesús Galván, con prólogo de Mu Kien Adriana Sang, y Trementina, Clerén y Bongó, de Julio González Herrera, con prólogo de César J. Herrera (Jochy).
Felicitamos efusivamente esta iniciativa del ISFODOSU, estimulamos a que continúen con esta labor, independientemente del trabajo exitoso y meritorio que realizan la Academia Dominicana de la Historia, el Archivo General de la Nación y la Sociedad Dominicana de Bibliófilos. Con estas publicaciones y con la divulgación de estos libros, añadido el conocimiento que ellos traen, hacemos patria y podremos ser una sociedad más justa y solidaria.