Hasta el sábado 11 de mayo estará sesionando en la República Dominicana, por invitación del gobierno dominicano, el 168 período ordinario de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Hasta el momento los debates han sido exitosos, los temas tan amplios y abarcadores como era de esperarse en una entidad que tiene la responsabilidad de observar y proteger, tanto como lo permitan los gobiernos de la región, la vigencia de los derechos humanos.
Reiteramos nuestra valoración a la invitación que hizo el gobierno dominicano a la CIDH, y entendemos que nuevos pasos deberá dar el gobierno para afianzar su relación con este organismo del sistema interamericano, en particular por los casos aún pendientes de solución relacionados con la apatridia, las violaciones de derechos humanos de ciertos grupos, así como las desapariciones de personas y los crímenes cometidos contra ciudadanos, que la Policía Nacional define como “intercambios de disparos”.
El 168 periodo ordinario de sesiones de la CIDH no abordó ningún tema dominicano, pero sí deberá hacerlo la comisión a través de la Mesa de Trabajo que estableció con el gobierno dominicano, para revisar los aspectos particulares de la República Dominicana. Es una posición correcta del gobierno dominicano abrirse al diálogo y ofrecer todas las informaciones pertinentes para que no haya duda sobre las políticas públicas que pudieran calificarse como discriminatorias y violatorias de los derechos humanos.
Esa Mesa de Trabajo, que sesionará por espacio de un año entre el Estado dominicano y la CIDH, está programada para analizar las políticas públicas de derechos humanos y para darle seguimiento a las recomendaciones y compromisos relativos a los temas de derechos humanos incluidos en los informes de la Comisión sobre R.D. Vale la pena mencionar que dicha Mesa de Trabajo incluirá, además, espacios de trabajo con las organizaciones de la sociedad civil.
Pese al éxito del 168 período de sesiones en la República Dominicana, debemos lamentar que el miércoles de esta semana, un grupo de personas, que se denominan nacionalistas, irrumpieron violentamente e interrumpieron una de las actividades en las que se abordaba la situación de los derechos humanos en varios países, en particular Guatemala y México.
Estas personas penetraron al salón de sesión portando banderas dominicanas y profiriendo insultos contra los comisionados, además de exigirles que se marchen del país y que los dominicanos supuestamente no necesitamos de la presencia de los miembros de la CIDH.
Fue un acto grosero, bochornoso, vergonzoso, que de ninguna manera refleja la voluntad del gobierno ni del pueblo dominicano. Intolerantes y enemigos del sistema democrático, que escudándose en una supuesta defensa de nuestra soberanía, representan lo peor y más nauseabundo de la sociedad dominicana.
Luego de boicotear la sesión, salieron a las calles, y a las redes sociales, a decir que había ocurrido “un lío” en la sesión de la CIDH. Obvio, provocado irresponsablemente por ellos, para tratar de desprestigiar a la Comisión y al gobierno dominicano que le hizo la invitación.
Como sociedad democrática, en donde todos los grupos tienen derecho a expresarse, ocurrió este desaire lamentable. La suerte que los organismos de protección del orden público no intervinieron, ni siquiera porque se trataba de una reunión con representantes de otros países. Así fue menos trascendente el intento de agravio.
Recomendamos al gobierno dominicano seguir profundizando sus relaciones con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y seguir revisando las observaciones que ese organismo ha hecho a la defensa y protección de los derechos humanos en la República Dominicana.