La Policía Nacional, su comandancia regional del Cibao Central, han fallado varias veces esta semana a la sociedad, al gobierno y a su deber como responsables de la protección y la seguridad de las personas.

En un hecho inaudito, abusivo, deleznable, una patrulla de agentes policiales ejecutó a tiros al ciudadano Manuel Alberto Sarita Peralta, de 28 años, en el sector Los Ciruelitos, de Santiago.

Luego de la ejecución, la uniformada dio una versión para los medios de comunicación en la que decía que Sarita Peralta había muerto en un “intercambio de disparos” con agentes de ese departamento de la Policía.

Varias personas pudieron grabar con sus teléfonos móviles el momento de la ejecución de Sarita Peralta. Lo que se ve en la grabación es que no hubo intercambio de disparos, ni siquiera hubo rebelión del hombre. Estaba quieto, junto a una pared, esperando ser apresado. No se sabe si estaba armado, porque las imágenes no lo muestran. Sin embargo, si se escucha a Sarita Peralta gritar que lo iban a matar. Y así ocurrió, fue ejecutado a sangre fría, sin resistirse, por agentes policiales que debieron llevarlo a prisión y someterlo a la justicia, si tenían pruebas de que esa persona había cometido delitos.

Un video puso en evidencia la mentira creada por la Policía Nacional con el llamado “intercambio de disparos”. Es decir, que los agentes reportaron que hubo tal cosa y así lo asumió la comandancia. ¿Los miembros de la patrulla que cometieron el crimen llevaban una orden para ejecutar a Sarita Peralta? ¿Había alguna relación entre los miembros de la patrulla y el ejecutado?

Responder estas preguntas resulta muy importante para que haya claridad en las razones del crimen contra ese ciudadano.

Luego de la denuncia en los medios de comunicación la comandancia del Cibao Central de la Policía dijo que puso en prisión a los miembros de la patrulla. Al Sargento Mayor Santiago Taveras y al cabo Anthony Sarita Rodríguez. ¿Había lazos de familiaridad entre el cabo y el ejecutado, que tienen el mismo apellido Sarita?

La otra falla de la Policía Nacional es que permitió, se informó el viernes, la fuga del cabo Anthony Sarita Rodríguez. Se fugó de la Comandancia Regional del Cibao Central donde se encontraba detenido. ¿Es posible tantos errores en un solo caso? ¿O se trata de una treta para permitir que este caso se diluya y nadie reclame la justicia que corresponde?

La Policía Nacional es un cuerpo civil, de protección de la seguridad ciudadana. Nunca deberemos admitir o tolerar que se convierta en un cuerpo criminal, violatorio de todo el ordenamiento jurídico dominicano, como acaba de demostrarse en ese crimen contra Manuel Alberto Sarita Peralta.

Admitir ese crimen es la barbarie. Quedarse callados frente a ese alevoso asesinato es tolerar nuestra desidia y nuestra resignación ante la maldad y la crueldad. Eso no podemos permitir que ese instale en nuestras instancias públicas. Los agentes que cometieron el crimen deben ser sancionados, sometidos a la justicia y enviados a la cárcel con penas que se equiparen al tamaño de su crueldad.

Que nadie diga que se trata de agentes policiales que cometieron un error. Cometieron un crimen a sangre fría. Ejecutaron a una persona indefensa, sometida totalmente al control de los agentes “del orden”. La cuestión sería preguntarse si ese crimen no pretendía tapar otros crímenes.