En la agenda del presidente Luis Abinader estaba su asistencia a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26, que se celebrará desde el domingo 31 de octubre hasta el 12 de noviembre en el Scottish Event Campus de Glasgow, Reino Unido.

Como media isla que somos el país debe asumir un compromiso firme con el cambio climático y con las políticas de protección que deberemos promover y asumir, porque los objetivos del Acuerdo de París (2015) no se han cumplido y porque el mundo ha registrado grandes retrocesos en las políticas de protección frente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Es bueno que el presidente asuma ese rol en la representación dominicana.

Hay -sin embargo- prioridades y el presidente tiene que atender urgencias. Será el ministro de Medio ambiente y recursos naturales, Orlando Jorge Mera quien asuma la representación del país en la cumbre. La explicación fue ofrecida esta semana por el director de Comunicación del Gobierno, Homero Figueroa.

“El acentuado deterioro de la gobernabilidad en Haití exige el seguimiento continuo de la situación política, social y económica para garantizar una rápida respuesta de las autoridades dominicanas ante cualquier imprevisto que ponga en riesgo la seguridad nacional”. Eso fue lo que dijo el comunicado del gobierno para explicar la suspensión del viaje del presidente a la COP26, que se celebrará en Reino Unido.

Desde hace semanas la situación en Haití está cada vez más compleja. Esta semana inició con huelgas, barricadas y protestas, por la escasez de combustibles y la inseguridad que se vive en un país controlado por las bandas criminales.

El gobierno del primer ministro Ariel Henry no tiene poder para controlar a las bandas. Las bandas controlan el territorio y secuestran a religiosos, cooperantes, periodistas, empresarios, sacerdotes. El grupo conocido como 400 Mawazo secuestró a 17 ciudadanos de Estados Unidos (y un canadiense entre ellos). Hay personas jóvenes y adultas mayores, pero hay varios niños entre los secuestrados. El G9 es una asociación de bandas que dirige Jimmy Cherizier, alias Barbicue, que también azota y exige coimas a las empresas y grupos para garantizarles seguridad.

La comunidad internacional está atenta a lo que pueda ocurrir en Haití en horas. El desenlace no sabemos cómo ni cuándo podría llegar respecto a los 17 secuestrados, pero todo el mundo sabe que agentes del FBI y otras agencias trabajan para poner en libertad a esas personas.

La cuestión es si la intervención, del tipo que sea, pondría a los grupos violentos y vandálicos en retirada o si les permitirían seguir operando, para que Haití se desangre, sin gobierno, sin jueces, sin legisladores, sin un sistema político, sin gobiernos locales.

Se entiende que el presidente Abinader debe permanecer atento a lo que ocurre o a lo que pueda ocurrir en Haití, porque una posibilidad es que quienes actúen soliciten apoyo y colaboración de las autoridades dominicanas.

La frontera dominicana ha sido reforzada en la parte de seguridad. Las autoridades han tomado el control de las estaciones de combustibles, en donde miles de haitianos se abastecen, porque en su país no hay posibilidad de tener combustibles. Pero más que eso, el presidente es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, y tendría que tomar decisiones políticas y sobre uso o no de fuerzas para la protección de la frontera dominicana. Es su responsabilidad.