Julia Álvarez es una ciudadana de los Estados Unidos, de ascendencia dominicana. Hija de padres dominicanos, nació en la ciudad de Nueva York, y sus temas de trabajo intelectual tienen sabor dominicano por los cuatro costados. Es una dominicana, que sigue la realidad del país, que se preocupa por lo que aquí ocurre, que tiene familiares aquí y que incluso decidió tener una bellísima residencia campestre en una de las lomas del Cibao.

Esa ciudadana norteamericana de ascendencia dominicana acaba de ser reconocida con una de las medallas más distinguidas otorgadas por el gobierno de los Estados Unidos. El presidente Barack Obama distinguió a Julia Álvarez con la Medalla de las Artes y Humanidades 2013 por su contribución a la sociedad norteamericana durante una vida de trabajo intelectual, divulgado literatura con sabor dominicano.

Estados Unidos la premia, la reconoce, y los dominicanos también celebramos con ella que haya tenido la oportunidad de distinguirse, de tener éxito y de representar una parte de la dominicanidad en la tierra que la acogió como migrante, con sus padres.

“Nos regocija profundamente este reconocimiento a su trayectoria como escritora de renombre internacional, a la vez que nos enorgullece su fidelidad al origen dominicano de sus ancestros”. Danilo Medina

Obviamente, con postulados racistas, segregacionistas y de negación de derechos como los que promueven unos pocos y a la vez insignificantes aliados del gobierno dominicano, Julia Álvarez no pudiera ser reconocida en Estados Unidos ni admitida en la República Dominicana. Esa postura denigrante y vergonzosa no admite la diversidad ni la riqueza cultural, y menos admite que las migraciones son una parte relevante de la vida de los pueblos.

Thomás Pérez es el Ministro de Trabajo de los Estados Unidos, y como Julia Álvarez tiene origen dominicano. Pérez tampoco tuviera derecho a ser ciudadano norteamericano ni Ministro de Trabajo de esa potencia. Es lo que han tratado de hacer en República Dominicana con los ciudadanos dominicanos de ascendencia haitiana: negarles sus derechos.

Junot Díaz es un distinguido ciudadano norteamericano de origen dominicano, ganador de un Premio Pulitzer, y uno de los jóvenes escritores más celebrados en los Estados Unidos, quien ofrece conferencias y tiene una intensa vida cultural y política en esa sociedad, que le ha admitido como uno más entre ellos.

Lo mismo podría decirse de Silvio Torres-Saillant, un intelectual de intensa vida académica en universidades norteamericanas y europeas, especialistas en temas del Caribe. Profesor de la Universidad de Syracuse, Nueva York, y también profesor invitado de prestigiosas academias en Alemania, Francia e Inglaterra. Silvio es ciudadano norteamericano de origen dominicano, y su gran preocupación en el abordaje intelectual es sentirse identificado con su tierra, ocuparse de ella como lo demuestran sus escritos, y ser como una especie de Eugenio María de Hostos revivido, que siendo puertorriqueño era tan dominicano como boricua. Era antillanista, como lo fue Gregorio Luperón y como lo fue José Martí, Máximo Gómez, Emeterio Betances y muchos otros grandes en sus acciones y pensamientos.

No podemos olvidar a Pedro Henríquez Ureña, el gran intelectual dominicano que conquistó América y sembró en tierras mexicanas, como uno más, en tierras argentinas, como uno más, y que se convirtió en el gran americanista del pasado siglo, siendo reconocido como el más grande y luminoso intelectual dominicano de todos los tiempos.

Juan Bosch, fundador de dos grandes partidos, vivió exiliado durante muchos años. Pasó una gran parte de su vida en Cuba, donde trabajó con un presidente, hizo política, fue asesor y hasta participó en la redacción de una Constitución, y casó con una cubana, que hoy es tan dominicana como cualquier otra dama distinguida. Con las ideas de los ultranacionalistas Juan Bosch jamás se hubiese podido establecer en Cuba. Ni Pedro Mir, que escribió su poema Hay un país en el mundo, precisamente en La Habana, cuando trabajaba en una emisora como redactor de quiones.

Felicitamos al presidente Danilo Medina por reconocer a Julia Álvarez como una dominicana de grandes luces. En una carta dirigida a la reconocida novelista, en su nombre y en el del Gobierno, Danilo Medina le expresó que la distinción representa un valioso aprecio a las generosas contribuciones literarias que aporta a la cultura de esa nación norteamericana.

“Nos regocija profundamente este reconocimiento a su trayectoria como escritora de renombre internacional, a la vez que nos enorgullece su fidelidad al origen dominicano de sus ancestros”.

Julia Álvarez es escritora norteamericana y dominicana. Y aunque escribe en inglés, sus temas son dominicanos y en sus novelas y poemas proyecta lo mejor de la República Dominicana. Es mucho el orgullo que sentimos con este gran reconocimiento a Julia Álvarez.