El crimen contra el alcalde de Santo Domingo este, Juan de los Santos, es un hecho doloroso, que enluta a todo el país. Fue asesinado el alcalde de uno de los municipios de mayor cantidad de personas y un político decente, comunicativo, de buen trato en general con todos los ciudadanos, independientemente de la filiación política suya y la de los demás.

Quien lo asesinó, una persona conocida, con quien tenía negocios y relaciones de familiaridad, Luis Esmelin Féliz Féliz, también murió por suicidio, del mismo modo que murió un agente de la Policía Nacional, que servía como parte del equipo de seguridad de Juan de los Santos.

Todo crimen tiene un motivo. Puede ser venganza, podría ser odio, podría ser por celos profesionales, por indignación, por dinero. La razón que sea que haya movido al asesino debería ser conocida. Cuando interviene el suicidio es más compleja la investigación, porque el autor del crimen se suicida y rompe la cadena de información inmediata. En este caso la familia de la víctima y la familia del victimario deben ayudar a las autoridades a ofrecer una explicación que permita a las autoridades proteger a los ciudadanos de circunstancias parecidas.

Este crimen no puede quedar en la oscuridad. Es muy pronto para que haya resultados, pero debemos mantener la esperanza de que las muertes ayuden a evitar otras muertes, en especial de autoridades de la dimensión de Juan de los Santos.

Nuestras condolencias a sus familiares, y en especial a sus hijos, su esposa y las personas que compartían con él en el mundo de los negocios y de la política. Paz a sus restos.