Por primera vez desde que, con nuestra participación como país, fue fundada la Organización de las Naciones Unidas, hemos tenido acceso a una posición en el Consejo de Seguridad, que se iniciará el 1 de enero del 2019.

República Dominicana aspiró en varias ocasiones a ocupar una posición en ese organismo privilegiado que es el Consejo de Seguridad, pero nunca lo consiguió. Es una especie de club de los grandes dentro de las Naciones Unidas, en donde cinco potencias tienen posiciones permanentes y otras 10 se rotan al ocupar una de las sillas no permanentes. Las 10 posiciones no permanentes se escogen mediante un complicado procedimiento, que concluye en la Asamblea General.

Ocupar una posición en el Consejo de Seguridad significa tener pantalones largos en las relaciones internacionales, e implica asumir riesgos y responsabilidades, porque las más grandes potencias del mundo hacen propuestas, asumen riesgos y tratan de convencer a quienes ocupan posiciones no permanentes de que les apoyen. Es posible que hasta ofrezcan ventajas en sus relaciones bilaterales.

Por primera vez ocuparemos una posición en ese club de privilegiados. Algunos expertos vaticinan que el país estará bajo presión poderosa por parte de Estados Unidos y China, que son dos potencias en una cruenta y peligrosa guerra comercial, iniciada por los Estados Unidos. Precisamente la silla que ocupará la República Dominicana estará entre las que ocupan esas dos potencias.

Estados Unidos tiene quejas porque hace apenas unos meses la República Dominicana formalizó relaciones diplomáticas con la República Popular China. China ha ofrecido opiniones adversas a las críticas de los Estados Unidos, y lo que espera es una fraternización y una amplitud de las relaciones comerciales, económicas, políticas con la República Dominicana.

El presidente Danilo Medina acaba de designar al empresario José Singer en la posición de embajador plenipotenciario en misión especial ante el Consejo de Seguridad. Nos parece una excelente decisión, pues Singer es una persona con gran capacidad, conoce y ha estado involucrado en los asuntos exteriores, aunque por su labor en el sector privado no ha ocupado antes posiciones de embajador. Es, además, una persona con mucha prudencia, con inteligencia y capacidad para sacar provecho, cuando sea posible, para beneficio de nuestro país, y se trata de alguien con posibilidad de acceso directo, en cualquier momento, al presidente de la República.

Ocupar una posición en el Consejo de Seguridad debe ser una oportunidad y no un riesgo. Podría convertirse en un riesgo si el país no tuviera claro cómo comportarse en un escenario de conflictos mayores. La designación del señor José Singer ayuda mucha a reducir esos temores, y ojalá que saquemos buenas y muchas ventajas de nuestra presencia en el Consejo de Seguridad.