La campaña nacionalista y de incentivo de la irracionalidad contra los haitianos no tiene límites. Han sido muy creativos y han falsificado imágenes con haitianos reclamando el territorio dominicano.
No es difícil encontrar mensajes como “En esta isla mandamos los haitianos” o “Soy haitiano y de aquí no me saca nadie, coñazo”. En otra vertiente, presentan la falsificación de la biografía de Juan Pablo Duarte en Wikipedia, con palabras obscenas contra el patricio dominicano.
Estos mensajes se encuentran en las redes sociales en abundancia. Hay muchos vídeos, también insultos contra las personas que reclaman una postura de justicia, diferente a la agresión física o a la muerte de los haitianos.
Quienes asistieron el miércoles 14 de marzo al Palacio de los Deportes Virgilio travieso Soto, a disfrutar del espectáculo de Joaquín Sabina en concierto, debieron percibir los mensajes que transmitían con insistencia por los altavoces que se utilizarían en el concierto.
Quienes llegaron al lugar alrededor de las 6 de la tarde debieron soportar dos horas de repetición del mensaje del Instituto Duartiano, utilizando una única frase del Padre de la Patria: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”. Ha sido la frase preferida por el Tribunal Constitucional, que desde su cabeza está comprometido con la campaña ultracionalista para justificar su oprobiosa sentencia 168-13.
Ese mensaje se repetía aproximadamente cada cinco minutos. Y la insistencia en vender una única frase del patricio Juan Pablo Duarte es mezquina, manipuladora y distorsiona la figura del Padre de la Patria, quien fue un hombre justo, y reconoció el derecho del pueblo haitiano a sobrevivir. Esto también lo dijo Duarte:
“Yo admiro al pueblo haitiano desde el momento en que, recorriendo las páginas de su historia, lo encuentro luchando desesperadamente contra poderes excesivamente superiores, y veo como los vence y como sale de la triste condición de esclavo para constituirse en nación libre e independiente. Le reconozco poseedor de dos virtudes eminentes, el amor a la libertad y el valor; pero los dominicanos, que en tantas ocasiones han vertido gloriosamente su sangre, ¿Lo habrán hecho para sellar la afrenta de que en sus sacrificios le otorguen sus dominadores la gracia de besarles la mano? ¡No más humillación! ¡No más vergüenza! Si los españoles tienen su monarquía española, y Francia la suya francesa; si hasta los haitianos han construido la República Haitiana, ¿Por qué han de estar los dominicanos sometidos, ya a la Francia, ya a España, ya a los mismos haitianos, sin pensar construirse como los demás? ¡No, mil veces! ¡No más dominación! ¡Viva la República Dominicana!”.
Se trata de sacar del contexto la frase de Duarte y colocarla ahora como justificación de la campaña de odio contra los dominicanos de ascendencia haitiana y contra los haitianos que han migrado a la República Dominicana. Eso es distorsionar el pensamiento de Duarte. Achicarlo al mínimo, como si Duarte solo tuviera esa frase.
Y además, el Instituto Duartiano y quienes insistieron en sembrar esa frase en el público que fue a escuchar a Sabina, tienen la intención de calificar de traidores a la patria a quienes no comulgan con su racismo y su odio. Duarte proclamó la separación del pueblo dominicano de la dominación haitiana, y todo el mundo sabe que posteriormente, cuando la República Dominicana fue anexada por Pedro Santana a España, los haitianos cooperaron con armas y con dinero con el pueblo dominicano para que pudiéramos obtener la independencia, que se llamó Restauración de la República.
Cuando el concierto de Joaquín Sabina iba a comenzar, los promotores del espectáculo se creyeron que aquello era una actividad oficial del gobierno dominicano, pues colocaron el Himno Nacional e hicieron que todos los asistentes se pararan e interpretaran el himno patrio. Aquello era una actividad festiva, recreativa, que nada tenía que ver con el patrioterismo azaroso que se reclama a todos los dominicanos para que salgan a perseguir ciudadanos haitianos, como han intentado hacer en Pedernales. La intención es más que ostensible.
Además, hacer eso en un concierto de un artista irreverente como Joaquín Sabina, es definitivamente desconcertante. Tampoco se dieron por enterado que el título del concierto era “Lo niego todo”. También se les olvidó tocar el Himno Nacional al finalizar el espectáculo, para así coronar su obra "patriótica" utilizando como telón de fondo un espectáculo del más irreverente de los cantautores españoles de los últimos tiempos, y nunca ha sido un xenófobo ni un nacionalista extremo.