La muerte del abogado Yuniol Ramirez debe ser investigada con todos los recursos disponibles en manos de la Policía Nacional y del Ministerio Público.

En primer lugar porque era un ciudadano que asumió compromisos profesionales, sociales y políticos, por diversas vías, que lo exponían al peligro de los grupos delincuenciales, creadores de maldad y pobreza, corruptos y aprovechados de los bienes públicos.

En segundo lugar, porque era el presidente de la organización Convergencia Nacional de Abogados (CONA), que militaba con mucha frecuencia contra decisiones oficiales, contra actividades señaladas como corruptas, y porque sabía de los riesgos a que se exponía desempeñado ese papel, y hasta hace muy poco tuvo protección policial.

En tercer lugar, porque Yuniol Ramirez era un militante del Partido Revolucionario Moderno, entidad que lo llevó como candidato a senador por su provincia, San Juan de la Maguana, en las elecciones del 2016.

En cuarto lugar, porque era un profesor de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y allí estaba la última vez que fue visto con vida, cumpliendo con sus responsabilidades académicas. Desde la UASD salió, acompañado de alguien que le convenció o lo forzó a ocupar otro vehículo distinto del suyo, para luego aparecer con un disparo en el rostro, amarrado con una cadena de acero a un block de cemento, sumergido en las aguas de un arroyo en las proximidades de Manoguayabo.

La familia de Yuniol Ramirez demanda que el crimen sea esclarecido. Los miembros de la comunidad jurídica, incluido el CONA, el Colegio de Abogados, también demandan el  esclarecimiento de este horripilante asesinato. Las autoridades de la UASD, su cuerpo docente, organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos entienden que es necesario esclarecer las circunstancias en que se produce este crimen, y cuáles fueron los motivos que llevaron a los asesinados a quitarle la vida con tanta crueldad.

No puede quedar impune un crimen como este. Hay mecanismos eficaces en manos de las autoridades para determinar cómo ocurrieron los hechos, y cómo fue posible que a Yuniol lo sacaran del campus universitario, donde impartía docencia, para asesinarlo.

Seguro que habrá videos, contactos, llamadas telefónicas, testigos, tanto en la UASD  como en el lugar donde fueron a lanzar su cadáver ¿Quiénes cometieron el crimen con tanta crueldad? ¿Por qué el odio? Está claro que cometer un crimen como este implicó complacencia de quiénes asesinaron y de quienes pudieron impartir la orden para hacerlo ¿Dónde estaban los enemigos de Yuniol Ramírez, de quiénes se cuidaba? ¿Cuáles eran los casos que más inseguridad o preocupación le generaban?

Nuestra esperanza es que la Policía Nacional y el Ministerio Público no tarden mucho en descubrir a los asesinos materiales, y a los asesinos intelectuales si los hubo. Un crimen como este no puede quedar impune.

Con Jesús Adón y Carlos Ascuasiati en el recuerdo

Jesús Adón era un militante político y social de izquierda, lo mismo que el profesor e ingeniero Carlos Ascuasati. Los dos fallecieron la semana que acaba de transcurrir por razones distintas. Lamentamos profundamente el fallecimiento de ambos y ofrecemos un abrazo solidario a sus familiares, amigos y compañeros. Ellos fueron ejemplo de entrega a la causa por la justicia y la equidad en la sociedad dominicana.

Jesús Adón era un profesional de la medicina, pero siempre fue un militante revolucionario. Activista social, estuvo en Marcha Verde, en el Frente Amplio y en el Partido Comunista del Trabajo. Fue honesto y recto, creyó siempre en su causa y dedicó su vida a trabajar por mejorar las condiciones de las personas más pobres del país. Las imágenes recogidas por las medios de comunicación en las protestas y demandas sociales recogían, con frecuencia, la figura de Jesús Adón. Paz a su familia y sus compañeros.

Carlos Ascuasiati, ingeniero y economista, fue un académico que asumió la militancia política con entrega y vocación de servicio. Hombre de honestidad cabal que demostró en todas las actividades en las que estuvo, se vio afectado por un deterioro en sus condiciones físico-motoras, y a los 83 años falleció. Nuestras condolencias a su familia y que su ejemplo quede en el recuerdo de quienes compartimos con él actividades y proyectos, así como las preocupaciones por un país con justicia y equidad.