El nacionalismo político y religioso olvidó sus postulados, y decidió invitar a un foráneo para que venga en su ayuda con el tema de las tres causales.

Es tan precario y deficiente el argumento moralista, y tan afincado en la repetición escasamente convincente, que los partidarios de imponer la sanción en el Código Penal a cualquier modalidad voluntaria de interrupción del embarazo, que les resultó urgente la búsqueda un refuerzo externo, como el del argentino Agustín Laje. Y claro, el sujeto buscó el auxilio de unas cuantas mentiras hiperbólicas, y habló  de crímenes, asesinatos, genocidios silenciosos y otras "genialidades" importadas, para vergüenza de la intelectualidad atribuida a algunos hombres del frente radical anti-tres causales dominicano.

En el esquema de los enemigos de los derechos de las mujeres, estas últimas semanas son cruciales para que los diputados tomen una decisión contraria a la decisión del Partido Revolucionario Moderno y de ese modo arrinconar una vez más al movimiento social que insiste, con toda razón, en que una sociedad dirigida por un partido moderno no puede negar un derecho que ya el partido prometió y reitero su apoyo en varias oportunidades, para modernizar el Código Penal y acoger derechos que en Argentina, por ejemplo, fueron reconocidos hace 100 años.

Por eso el fichaje de un sujeto que viene de un país que acaba de aprobar el aborto en cualquier circunstancia, porque ya el 1921 había aprobado el aborto por las tres causales. Y resulta insólito que algunos hayan dado relevancia mediática a un mercadólogo ideológico que viene en representación de nada, que carece de las luces que le atribuyen, y que en una buena evaluación no pasaría de un mercenario de la palabra. Y como tal es que un obispo católico lo llevó hasta la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados, y un diario dominicano le ofreció su portada. ¿Cuál es el criterio? ¿De dónde pueden sacar estos señores argumentos para que un comeboca asista ante un cuerpo legislativo a ofrecer opiniones y argumentos? ¿Representa a su país? No. Representa a un partido, a un órgano estatal, ha ganado algún premio que le valide como alguien con renombre y calidad? Tampoco.

Como paradoja, solo hay que imaginar que un dominicano (mercenario de la palabra) tenga la posibilidad de acudir ante un organismo del Congreso argentino para ofrecer criterios sobre una ley en debate. ¿En razón de qué le van a escuchar? ¿No es este un asunto estrictamente dominicano? ¿Son tan mediocres los nacionalistas y anti-mujeres que necesitan a un foráneo para que les ayude en su argumentación para pasar un Código Penal que condene a las mujeres a morir?

Sencillamente una vergüenza, en cualquier sentido de la palabra que se proponga, que un sujeto mercenario de la palabra acuda al Congreso Dominicano a traer argumentos que en Argentina rechazaron de plano, y pretenda que los dominicanos desconocemos que ya los argentinos tienen aprobada una ley que aprueba el aborto gratuito en cualquier circunstancia hasta las 14 semanas del embarazo.

Muy penoso que el nacionalismo dominicano haya llegado a tanta degradación, y no haya esgrimido sus argumentos sobre esta intromisión abusiva en los asuntos de exclusiva responsabilidad de los dominicanos.