Extrañeza es lo que causa que el presidente de Haití, Michel Martelly, haya querido reunirse con el presidente Danilo Medina, solicitara una reunión y se le concediera esa petición, y que ahora se acuerde una especie de protocolo de acercamiento con miras a desistir del bloqueo de los 23 productos dominicanos impuesto por el gobierno haitiano a partir del 1 de octubre del 2015.

Está muy bien que esos acuerdos se pongan en vigencia y que termine el desencuentro y los malentendidos. Está muy bien que Haití envíe un nuevo embajador a la República Dominicana, y que República Dominicana devuelva al embajador Rubén Silié a Puerto Príncipe.

Haití canceló a su embajador por unas declaraciones ofrecidas a Le Nouvelliste, en que ponía en duda la efectividad de las peticiones del gobierno haitiano en torno al Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, y la escasa diligencia de su gobierno para documentar a los nacionales haitianos que viven en nuestro país.

Incluso está bien que se haya creado una comisión de comercio, para que dentro de 15 días informen las medidas a tomar para quitar el bloqueo, que mañana cumpliría los primeros 15 días. No olvidemos que el gobierno dominicano levantó una queja ante la Organización Mundial de Comercio por el bloqueo a los 23 productos dominicanos, para que no pudieran pasar a Haití por vía terrestre.

Todo esto suena a una jugarreta improcedente y lamentable del presidente Martelly. El gobierno dominicano debe evitar que el presidente haitiano utilice a la República Dominicana en su política interna con miras al proceso electoral del próximo día 25, cuando se realizará la primera vuelta de las elecciones presidenciales.

El mal sabor que dejan todas estas escaramuzas es que la política interna de Haití juega un papel extensamente visible a lo largo del conflicto. El gobierno haitiano creó el conflicto con la prohibición, y posteriormente se presentaron documentos de que el propósito de la prohibición era generar una determinada cantidad de dinero para el candidato del oficialista partido PTHK que lidera Martelly.

El gobierno dominicano ha debido aprovechar estas maniobras para poner en evidencia que el gobierno haitiano no ha sido responsable en el manejo de la crisis migratoria, en primer lugar, y que tampoco ha sido responsable en prohibir productos dominicanos que utilizan y necesitan los haitianos, para luego proceder a negociar su retiro, por iniciativa propia. En medio de un proceso electoral presidencial en Haití.

Puede ser que haya aspectos de esta crisis que no estamos observando. Ojalá que sea imprudencia y deseos de jugar las escondidas, que un propósito de manipular las elecciones haitianas con el tema de la República Dominicana. Sería lamentable y peligroso, porque estaría incentivando un fraude y al mismo tiempo promoviendo el odio.