Este martes se reinicia el proceso de fondo de Odebrecht en la Suprema Corte de Justicia. La pasada semana comenzó el juicio con incidentes presentados por los abogados de los seis imputados. Entre los incidentes hubo uno de nulidad del proceso, y otro sobre el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, si está constituido con los 17 miembros o menos.
Es un proceso cargado de connotaciones políticas, y con un trabajo previo del Ministerio Público también matizado por las deficiencias en la elaboración de la investigación, así como los cuestionamientos a la parte preliminar, que encabezó el magistrado Francisco Ortega Polanco.
El manejo de la audiencia, por parte del presidente de la SCJ, Luis Henry Molina, ha recibido críticas, y se le atribuyen errores que pudo evitar, como permitir que los abogados de los imputados se expresaran sobre la petición de nulidad del proceso, presentada por Conrad Pittaluga Arzeno.
Este juicio es técnicamente importante, para los estudiosos del derecho y de los procedimientos. También es muy importante para los propios miembros de la SCJ, muchos de los cuales ocupan una posición por primera vez en ese organismo, incluyendo al presidente, Luis Henry Molina. Pero más importante es el juicio para los propios imputados, quienes se encuentran en única instancia, llevados allí por el senador Tommy Galán, quien por su condición arrastra a todos los demás hacia la jurisdicción privilegiada.
En los últimos días ha habido publicaciones que vinculan al presidente de la SCJ, Luis Henry Molina, con Tommy Galán, uno de los imputados, porque Molina habría actuado en la campaña electoral como asesor en la provincia de San Cristóbal. Hay fotografías de actividades políticas en las que estuvieron juntos Galán y Luis Henry Molina. Se ha citado, incluso, las palabras de Molina en el momento en que fue entrevistado por el Consejo Nacional de la Magistratura, acerca del rol de la política en sus funciones de miembro de la SCJ. Él se comprometió a utilizar los recursos de la inhibición o la recusación como forma de conservar la independencia en las decisiones, cuando fuera el caso.
Uno de los primeros temas que le ha tocado juzgar está vinculado por la política y con una asesoría suya. Todo el que conoce a Luis Henry Molina sabe que tomará decisiones conforme a su criterio, y sin que las relaciones políticas del pasado le aten. Sin embargo, no se trata en este caso solo de pareceres, sino de que los vínculos existieron y que su punto de vista ya resulta afectado. Por tanto, por la salud de ese juicio, y por la propia Suprema Corte de Justicia, valdría la pena que la inhibición fuera el recurso que se utilizara, por voluntad propia del presidente de la SCJ, antes de que llegue la recusación, que tendría que decidir el Pleno de la SCJ.
Para bien del proceso penal que está en curso.