Este fin de semana millones de personas se movilizan en todo el mundo. El reclamo unánime es que haya más democracia, menos cinismo y más atención a los problemas de inequidad, de injusticia y de miseria en todo el mundo.

El movimiento se inició este año con el llamado 15 M de Madrid, en que miles de ciudadanos, desempleados, jóvenes y personas en edad productiva salieron a las calles a reclaman una democracia de más calidad, menos corrupta. La protesta abarcó a más de 15 ciudades españolas.

Luego vinieron las protestas en el mundo árabe, las revoluciones de masas en Grecia, Libia, Egipto, y los movimientos sociales más grandes de la historia en Israel. Millones de personas han salido a las calles inspiradas en las ideas del anciano intelectual francés Stephanne Hessel, quien fuera uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

Su libro “Indignaos”, del 2010, con prólogo del escritor José Luis Sampedro, ha sido el detonante para los jóvenes en indignados de todo el mundo. Lo que se pide es más democracia, menos cinismo de los políticos y algo más de honestidad. Que cumplan lo que prometen, porque el mundo se nos viene encima y nos deja sin interés por la solidaridad, por el desempleado, por el más pobre, por el que no tiene salud, por el que no tiene casa, por el que ha perdido las esperanzas.

El salvamento mundial a los banqueros, en especial en Estados Unidos y Europa, es lo que llama la atención. Los gobiernos tuvieron dinero para salvar a la banca y no tienen para enfrentar el hambre. Miles de millones de dólares y de euros para salvar a los que llevaron a la quiebra al sistema financiero, y quedaron ricos, y no hay esfuerzos ni interés para salvar millones de vidas que se agotan cada día porque falta un mendrugo.

Intelectuales, pol{iticos, artistas, gente del mundo social se unen cada día a los indignados. Los sigue habiendo en España, en Israel, el Francia, en Estados Unidos. Precisamente el caso de los indignados de Wall Street es lo que más llama la atención en las últimas semanas. Miles de ciudadanos salen a las calles de Manhattan a reclamar castigo contra los banqueros que quebraron a ese país. Los reclamos llegan hasta las mansiones de los multimillonarios. Y la policía los apresa.

Pero no paran. Y este fin de semana millones han salido en todas partes, a demostrar que ahora es un movimiento mundial. Incluyendo a los indignados de la República Dominicana, que ayer sábado salieron a las calles a dar la señal de que en este pequeño país también estamos indignados, también buscamos y reclamamos una democracia más incluyente, más equilibrada, más transparente. Sea pues nuestro abrazo y solidaridad con los indignados de todo el mundo, y en particular los de aquí, entre los que nos encontramos.