El colmo de los colmos: Negocios de narcotraficantes y lavadores de activos, que se entiende actúan bajo una pantalla de legalidad o obediencia a las cosas simples del negocio, como cumplimiento del Código de Trabajo, pago de los impuestos y realizar los pagos a la Tesorería de la Seguridad Social o el INFOTEP, entraron en el carril del deporte nacional más popular: Evadir el pago de los impuestos.
Magín Díaz, director general de Impuestos Internos, lo caba de confirmar: los negocios de discotecas de César Peralta ( “César el Abusador”) deben millones de pesos al Estado por concepto de impuestos, y que antes de que se conociera de los procesos legales actuales contra el alegado capo, sus negocios ya estaban siendo auditados por el fisco.
Los negocios de los que se habla son muchos, y abarcan discotecas, casinos, dealers, edificios de apartamentos y restaurantes famosos de la capital. Levantados con capital del narcotráfico, de César Emilio Peralta (El abusador), que además de servir de parapetos para el lavado de activos, se encargaban de evadir el pago de los impuestos correspondientes por sus operaciones.
Para cualquier analista esa conducta no parece la de un lavador de dinero o un narcotraficante, pero en este país se tiene la idea de que para demostrar inteligencia o capacidad en los negocios, hay que demostrar que se sabe cómo evadir el pago de los impuestos, y cómo burlar a los inspectores de la DGII en cualquier transacción, ya sea de compra o de venta de bienes materiales de importancia, que deben pagar pequeños porcentajes de impuestos.
En su reciente comparencia ante las Cámara Americana de Comercio, Magín Díaz, reveló que una de las exigencias de sectores con poder es que ser rechace el camino de la institucionalidad para que el director atienda personalmente casos particulares. ¿Quien duda que los lavadores de activos y propietarios de negocios que se sustentan en dinero del narcotráfico tengan influencia?
“Todavía se le exige al Director que personalmente atienda los casos particulares y que vaya más allá de lo que le permite la ley; se le solicitan reuniones para que el 5 minutos revierta el trabajo de meses de las áreas técnicas de la DGII”, dijo el ingeniero Díaz.
Situaciones como estas, que se revelan en este vergonzoso caso de César el Abusador, nos siguen poniendo en alerta sobre las más variadas formas que adquiere el crimen organizado. Ni siquiera los lavadores de activos, los criminales y narcotraficantes consideran adecuarse al pago de los impuestos de ley, y prefieren hacer lo que César Emilio Peralta estaba haciendo.
En el caso de los impuestos, la DGII hizo su trabajo, y no está en su responsabilidad determinar si un negocio es de drogas o no lo es. Su labor es el cobro de los impuestos, y más si se trata de empresas que expenden bebidas alcohólicas. “Si hay mal comportamiento tributario, la DGII los está detectando y está haciendo el debido proceso y se hizo en estas empresas, la mayoría discotecas”, dijo Magín Díaz. “Verificamos su comportamiento tributario y el país puede estar tranquilo porque hicimos lo que teníamos que hacer en materia de seguimiento de todo ese entramado, se hicieron notificaciones, fiscalizaciones, algunas tenían deuda y no puedo revelar el detalle por el tema de reserva que hay, pero al DGII tiene herramientas para hacer el trabajo”.
¿Y la DNCD o el DICRIM, qué hicieron, dónde estaban? La revelación del no pago de los impuestos nos deja mal parados como sociedad, porque además de impunidad para el negocio ilícito y para el crimen, estos señores parecían estar convencidos de que la impunidad les abarcaba hasta el ámbito impositivo.