Representantes de 17 barrios de Gualey han dado la voz de alarma. El presidente Leonel Fernández asistió a un encuentro con sectores barriales y quienes tomaron la palabra fueron empleados de Barrio Seguro, del Ministerio de Interior y Policía, y no los dirigentes comunitarios que se fajan cada día con los problemas de las comunidades.

En caso de que estos diálogos del presidente se mantengan, lo correcto sería permitir que quienes informen y hablen con el presidente sean los líderes naturales de las organizaciones, no empleados públicos, como se ha denunciado que ocurrió el pasado lunes.

El presidente tiene que hablar con la gente de la base y percatarse directamente de la realidad que viven las comunidades. Hay problemas urgentes, que no pueden esperar más, que tienen esos sectores. La visita del presidente a esos barrios es una oportunidad de oro para enterarse de cuál es el sentir del pueblo.

La iniciativa es bueno. Leonel Fernández debe mantener el diálogo con el sector más empobrecido de la sociedad dominicana, pero que sea con representantes reales de esos sectores que visite, no falsos representantes, empleados públicos.

El ejercicio del poder es una tarea que generalmente aisla a los gobernantes de los reales problemas que padece la gente. Por ejemplo, el alto costo de la vida es el mayor, el más punzante y el más desgarrador de los problemas del país. Pero el presidente no se entera o se entera parcialmente de que ese es el más serio de los problemas.

Comprar pan y no saber el costo del pan es estar desconectado. Eso les pasa a muchos funcionarios, ministros encumbrados que no se enteran cuando cuesta una latita de sardina o una rueda de salchichón. En los barrios la gente padece hambre y no hay trabajo, y las tarjetas solidaridad no son tan abundantes ni aportan muchos recursos, en especial para alimentar a familias de más de cinco personas.

El precisamente ha dicho, precisamente este miércoles, que los precios de los combustibles no son un problema, porque el gobierno le aporta al pueblo subsidios que ayudan en la subsistencia. No es cierto. Los precios de los combustibles inciden en los precios de los demás productos comestibles, y golpean con el pasaje, con el arroz, con los plátanos, con la energía eléctrica, con los servicios de telecomunicaciones, con los útiles escolares, con la salud, con la vivienda, con los servicios de agua, de recogida de basura, con la vestimenta y con las diversiones.

Los barrios quieren que el presidente les escuche. Eso han dicho los denunciantes representantes de 17 barriadas. “Él (el Presidente) tuvo un encuentro que no fue comunitario, fue con los voceros de Barrio Seguro, y que haga un encuentro donde él pueda ver lo que nosotros le estamos mostrando. No hubo diálogo franco. El diálogo debe ser de qué estamos haciendo y qué podemos aportar y qué va a poner el Estado para avanzar hacia donde nosotros queremos llegar”.

Esa es la denuncia. Si estos diálogos se mantienen tiene que ser con la corrección que están sugiriendo los líderes comunitarios. El efecto del diálogo del lunes ha sido contraproducente. Son muchas las críticas y las denuncias que se han formulado hasta este jueves. El presidente no es candidato presidencial, pero debe aportarle al candidato de su partido una obra de gobierno que brille por la corrección y las buenas acciones. A eso aspiramos. Así debía ser.