El papa Francisco está realizando un extraordinario esfuerzo para actualizar la Iglesia católica y colocarla en condiciones de adaptarse a los nuevos tiempos.
Dos mil años de historia pesan mucho en la institución que Constantino oficializó y adaptó al poder y a los beneficios del Estado. En la Iglesia hay resistencia a los cambios que trae el papa Francisco, y pese a su liderazgo mundial, a las simpatías que su figura y su ejemplo genera, donde más resistencia tiene el papa es en el clero conservador, y en particular en la curia vaticana que resiste los cambios.
El Concilio Vaticano II lanzó lo que se llamó “una primavera para la Iglesia” y a partir de ese momento se quiso un floreciendo y una actualización, que no pudo ser completado ni por Pablo VI ni los papas que le siguieron, incluyendo el efímero Juan Pablo I, Albino Luciani, quien muriera con apenas 28 días después de haber sido escogido como papa.
La Teología de la Liberación fue apenas uno de los movimientos que surgieron al amparo de aquella primera dentro de la Iglesia Católica, pero con el paso de los años, y los crímenes terribles contra sacerdotes y obispos, todo el movimiento terminó dominada por los grupos conservadores. La Iglesia no floreció ni ofreció nuevos mensajes de salvación encarnados en la realidad del mundo, marcado por la desigualdad, las injusticias, la violencia y el conservadurismo.
Desde la elección de Jorge Mario Bergoglio nuevos bríos se sienten en el catolicismo. El mensaje de Francisco está cargado de esperanzas. Mucha cautela lleva el papa, pero dice las cosas que debe decir para abrir caminos en ese trayecto que empezó y que incluirá un aggiornamento más profundo que el realizado hasta el momento.
la sospecha es general de que el papa Francisco lleva a cabo una gran batalla interna en la Iglesia Católica, y que esa batalla no se conoce públicamente. Algunas declaraciones del pontífice ayudan a entender algo de lo que está ocurriendo.
Por ejemplo, este fin de semana el papa dijo que “los tiempos cambian” y que los cristianos deben cambiar continuamente. Está claro que el mensaje no es para los cristianos de fuera de los claustros, sino para los que están dentro.
“Los tiempos cambian y los cristianos tenemos que cambiar continuamente. Tenemos que cambiar firmes en la fe en Jesucristo y en la verdad del Evangelio, pero nuestro comportamiento tiene que moverse continuamente según las señales de nuestro tiempo”, fue una de las frases del papa Francisco.
El obispo de Roma instó a los católicos a “mirar lo que sucede dentro” de cada uno y añadió: “Reconocer nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y lo que ocurre fuera de nosotros y reconocer también las señales del tiempo. Con el silencio, la reflexión y la oración”.
“Tenemos la libertad de juzgar todo lo que pasa fuera de nosotros. Pero para juzgarlo tenemos que conocer bien lo que ocurre fuera de nosotros”.
Está claro que el papa necesita el apoyo y la comprensión de los que están dentro de la Iglesia. El apoyo de fuera lo tiene, pero hay una parte de la jerarquía se se resiste a reconocer lo que ya el papa vio hace tiempo y le está tratando de aportar a la Iglesia: actualidad, novedad, inculturación en los nuevos tiempos, en la realidad cambiante. El mundo se ha montado sobre una revolución social, cultural, tecnológica que mucha gente en la jerarquía católica se niega a ver.
Hace falta entender al papa Francisco y darle todo el apoyo posible.